ML. 11. DE REGRESO A PURI

Todos los devotos de Puri acudieron gozosos a reunirse con su amoroso Maestro Sri Caitanya. Cuando regresó a Puri, Sri Caitanya descubrió que era muy famoso en Orissa. Durante Su ausencia, el Rey Prataparudra se enteró de la conversión de Sarvabhauma y quiso conocer al Gran Maestro Sri Caitanya. Así pues, llamó a Sarvabhauma y le pidió que concertara una entrevista con Él. Sarvabhauma prometió que así lo haría, tan pronto como el Gran Maestro Sri Caitanya regresara de Su larga gira por el sur. Mientras tanto, Sarvabhauma pidió al Rey que escogiera un lugar apropiado para que Sri Caitanya residiera. El Rey Prataparudra sugirió la casa de Kasimisra, cerca del Templo de Jagannatha. Kasimisra, el sacerdote principal del Templo de Jagannatha, se sintió feliz de hacer los arreglos para alojar al Gran Maestro en la casa que actualmente se conoce como Gambhira. Sri Caitanya se sintió complacido con esta disposición y pasó allí el resto de Su vida. Cuando Kasimisra fue a darle la bienvenida, el Gran Maestro Sri Caitanya le abrazó con suma felicidad, y se presentó ante él en Su forma de Visnu con cuatro brazos.

SARVABHAUMA LLEVÓ A UNA MULTITUD DE PERSONAS ANSIOSAS POR VER A SRI CAITANYA

Poco después de Su llegada, Sarvabhauma llevó a una multitud de personas ansiosas por ver a Sri Caitanya. Luego, Bhavananda-raya, el padre de Ramananda-raya, fue con sus cuatro hijos para conocer al Gran Maestro. Vaninatha fue escogido para atender las necesidades de Sri Caitanya. La primera acción del Gran Maestro fue despedir a Su sirviente Krsna-dasa. Él informó a los devotos acerca del incidente con los Bhatta-maris y categóricamente declaró que no se haría responsable de un hombre como Krsna-dasa. Había decidido que Krsna-dasa debía marcharse. Entonces los devotos enviaron a Krsna-dasa a Navadvipa para informar a Saci-devi que su hijo había regresado sin percances. Así pues, Krsna-dasa fue a Navadvipa y llevó el feliz mensaje del regreso de Sri Caitanya, a Saci-devi, a Advaita Acarya y a los demás. Los devotos de Navadvipa se sintieron inmensamente felices y decidieron ir a Puri de inmediato. Mientras tanto, en Puri, el grupo de devotos confidenciales de Sri Caitanya se incrementaba. Paramananda Puri, a quien Sri Caitanya había conocido en la montaña Rsabha, fue el primero en llegar y unirse al grupo. Paramananda Puri era mayor que Sri Caitanya, por
consiguiente se le recibió con el debido respeto, y se hicieron los arreglos necesarios para su permanencia en Puri.

GOVINDA CONTINUÓ COMO EL SIRVIENTE PERSONAL DEL GRAN MAESTRO

Luego vino Svarupa Damodara, el viejo amigo del Gran Maestro en Navadvipa, quien era un consumado erudito. Pronto le siguió Govinda, quien había sido el sirviente de Isvara Puri. Cuando Isvara Puri abandonó este mundo, le pidió a Govinda que sirviera al Gran Maestro Sri Caitanya. El otro sirviente de Isvara Puri, Kasisvara, se unió a Sri Caitanya más adelante, pero Govinda continuó como el sirviente personal del Gran Maestro. También vinieron otros dos sirvientes llamados Ramai y Nanai, junto con Chota Hari-dasa, el cantor favorito de Sri Caitanya, quien más adelante se suicidaría en Prayaga porque el Gran Maestro le había expulsado de Su grupo. En esos días, Sarvabhauma acudió donde Sri Caitanya, pidiéndole que recibiera al Rey Prataparudra. Sri Caitanya rehusó de inmediato la proposición, diciendo: “Soy un monje. Para Mí, ver a un rey o a una mujer es tan letal como ingerir veneno”. Cuando Sarvabhauma insistió, el Gran Maestro Sri Caitanya amenazó con irse de Puri si volvía a pedírselo. Entonces Sarvabhauma guardó silencio. Poco después, el Rey Prataparudra llegó a Puri y envió por Sarvabhauma, quien relató al Rey todo lo que había ocurrido con el Gran Maestro Sri Caitanya. Profundamente decepcionado, el Rey Prataparudra expresó: “Caitanya ha redimido incluso a los más grandes criminales, como Jagai y Madhai. Quizás haya decidido derramar Su gracia sobre todos, con una sola excepción: ¡mi persona!” A pesar de todo, el Rey Prataparudra tenía la firme determinación de conocer al Gran Maestro Sri Caitanya, y le aseguró a Sarvabhauma que renunciaría al trono si sus esfuerzos no tenían éxito.

ESTA DECLARACIÓN DEJÓ A SARVABHAUMA MUY PENSATIVO

Esta declaración dejó a Sarvabhauma muy pensativo, y sugirió al Rey que dentro de tres semanas tendría la oportunidad de encontrarse fácilmente con Sri Caitanya, durante el festival de las carrozas de Sri Jagannatha. Sin duda alguna, el Gran Maestro danzaría delante de la carroza del Señor con gran éxtasis. Esta afortunada solución complació al Rey, infundiendo en él nuevas esperanzas de encontrarse con el Gran Maestro Sri Caitanya, el Señor de su vida.
Por aquellos días, llegó a Puri un numeroso grupo de devotos de Navadvipa, para reunirse con el Gran Maestro Sri Caitanya, y junto a Él presenciar el festival de las carrozas. Estas visitas a Puri se volvieron parte muy importante de sus vidas, ya que hombres, mujeres y niños continuaron visitando al Gran Maestro todos los años. Durante uno de estos peregrinajes anuales a Puri, el Gran Maestro otorgó Su afecto profundo, y el título de Kavikarnapura, a uno de Sus devotos más amorosos, quien en ese momento era apenas un muchacho. El Señor y Sus queridos devotos aguardaban impacientes la llegada de esta feliz reunión anual. Encontrar alojamiento en Puri para tantos huéspedes, no presentaba dificultad alguna. Sin embargo, Hari-dasa, quien más tarde fue conocido como Hari-dasa Thakura, se negaba a hospedarse con los otros devotos, a entrar en la casa del Gran Maestro Sri Caitanya, o visitar el Templo de Jagannatha. Esto obedecía a su extrema humildad, porque había nacido en una familia musulmana y sentía que contaminaría a sus amigos hindúes con su simple contacto. Fue imposible hacerle cambiar de idea. Así pues, se buscó para él alojamiento separado en un jardín cerca del Gambhira, la casa donde residía Sri Caitanya. El Gran Maestro visitaba a Hari-dasa todos los días, cuando regresaba del Templo de Jagannatha.

EL REY PRATAPARUDRA ENVIÓ A SARVABHAUMA OTRO MENSAJE

Mientras tanto, el Rey Prataparudra envió a Sarvabhauma otro mensaje sobre su inquebrantable propósito de conocer al Gran Maestro Sri Caitanya. El Rey reiteró su severa determinación, afirmando que se sentía sumamente decepcionado y que abandonaría su reino y moriría como un mendigo si el Gran Maestro Sri Caitanya no le recibía. Sarvabhauma mostró la carta a los seguidores del Gran Maestro. Un grupo encabezado por Nityananda Prabhu acudió donde Sri Caitanya con la petición, para interceder a favor del Rey. Pero todos sus esfuerzos fracasaron. Movido por Su generosidad sin causa, el Gran Maestro Sri Caitanya por último sugirió que recibiría al hijo de Prataparudra, lo que equivaldría a recibir al padre. Como se afirma en las Escrituras: “No hay diferencia entre un padre y su hijo”. Así pues, el joven príncipe, el hijo del Rey Prataparudra, visitó al Señor, quien le abrazó con afecto.

EL FESTIVAL DE LAS CARROZAS SE APROXIMABA RÁPIDAMENTE

El festival de las carrozas se aproximaba rápidamente. Sri Caitanya emprendió la tarea de limpiar el Templo de Gundica. Por lo general, este tipo de trabajo es realizado por personas que hacen servicios humildes. Los oficiales del Templo de Gundica accedieron con renuencia a la proposición del Gran Maestro, sintiendo que ese servicio no era digno de una personalidad excepcional como Sri Caitanya. No obstante, estaban equivocados; con el maravilloso contacto del Gran Maestro Sri Caitanya, la limpieza del Templo de Gundica se convirtió en un espléndido festival de amor y devoción. Los devotos entregaron a Sri Caitanya cientos de recipientes de barro para buscar agua, y cientos de escobas que Él personalmente repartió entre todos los devotos. Luego ungió los cuerpos de Sus devotos con pasta de sándalo, y formando un gran grupo, se dirigieron hacia el Templo de Gundica. El Señor y Sus devotos limpiaron minuciosamente el Templo. Barrieron los pisos con incontables escobas, y luego lavaron el templo con abundante agua acarreada en recipientes de barro. Cuando Sri Caitanya concluyó la asombrosa y devocionalmente inspiradora tarea de limpiar el templo, estaba profundamente sumergido en el divino sentimiento de que en ese momento Krsna estaba en Kuruksetra, y que al día siguiente llegaría a Vraja-Vrndavana. Veía el Templo de Gundica como un Kuñja, un bosquecillo de amor en Vraja-Vrndavana, y las carrozas de Jagannatha, Baladeva y Subhadra representaban la atmósfera de Kuruksetra. El Gran Maestro Sri Caitanya limpió y decoró ese Kuñja experimentando los sentimientos de amor de Sri Radha, mientras esperaba ansiosamente a Su amado Krsna. Sólo los devotos más íntimos de Sri Caitanya pudieron percibir Su condición interna.

EL TEMPLO DE GUNDICA FUE ASEADO CON ESMERO

El Templo de Gundica fue aseado con esmero y espléndidamente decorado. El matiz dorado de Sri Caitanya estaba cubierto con el polvo y la tierra del Templo de Gundica y se veía maravillosamente encantador. Mientras realizaba esa limpieza extraordinaria, continua y amorosamente cantaba los santos nombres de Krsna. Con Su ejemplo, enseñó a todos cómo llevar a cabo su trabajo cotidiano y cómo hacerlo a la perfección. Mientras el Gran Maestro limpiaba el Templo de Gundica, algunos devotos lavaron el polvo y el lodo con las amorosas lágrimas que gozosas fluían de sus ojos. Otros, con el pretexto de lavar el patio con agua, vertían el agua sobre los dorados pies de loto de Sri Caitanya. Luego, en éxtasis, bebían y distribuían entre ellos el agua que había tocado los dorados pies de su Gran Maestro, Sri Caitanya. Así, al ocuparse los devotos en la limpieza y el aseo del Templo de Gundica, se apaciguaron e iluminaron sus mentes, purificando sus corazones, haciendo de éstos un lugar apropiado para el divino retorno de Krsna.

SE DIRIGIERON AL LAGO INDRADYUMNA PARA DARSE UN BAÑO

Después de esta extraordinaria limpieza del Templo de Gundica, el Gran Maestro y Sus devotos se dirigieron al lago Indradyumna para darse un baño. Allí nadaron y llevaron a cabo los más sorprendentes y maravillosos juegos acuáticos. Más tarde, en un jardín cercano, el Gran Maestro comió en compañía de más de quinientos devotos. Él ocupó un asiento un poco más alto, y Sus devotos más íntimos le rodearon. Sarvabhauma alabó al Señor a viva voz, describiéndose como un chacal argumentador frente al más magnánimo y compasivo Gran Maestro, Sri Caitanya, quien le había convertido, haciendo de su lengua un lugar apropiado para el canto de los santos nombres de Krsna.