ML. 15. VIAJANDO POR BENGALA

SRI CAITANYA TENÍA UN INTENSO ANHELO DE VISITAR VRAJA-VRNDAVANA

Sri Caitanya tenía un intenso anhelo de visitar Vraja-Vrndavana. Quiso ir a Vraja desde Gaya, pero en esa ocasión, finalmente decidió regresar a Bengala. Después de hacerse monje, quiso ir a vivir en Vraja, pero de conformidad con el deseo de Su madre, se estableció en Puri. Ahora, una vez más el deseo de visitar a Vraja-dhäma capturó y atormentó Su mente con gran fuerza, y no le abandonaba ni por un momento. Cuando escuchó la noticia, el Rey Prataparudra se sintió muy intranquilo. De inmediato llamó a Sarvabhauma y a Ramananda-raya, y les pidió que hicieran todo lo necesario para que el Gran Maestro no saliera de Puri Después de consultar entre ellos, Sarvabhauma y Ramananda pidieron a Sri Caitanya que aguardara en Puri hasta el otoño. Ellos dijeron: “La parte alta de India es muy fresca en el mes de Karttika. Lo más apropiado sería visitar Vraja-Vrndavana a principios del próximo año”. Ambos presentaron una excusa tras otra, hasta que el Gran Maestro Sri Caitanya decidió complacer sus deseos. Mientras tanto, como todos los años, otro nutrido grupo de devotos de Bengala llegó a Puri para pasar cuatro meses, devocionalmente muy estimulantes, en la amorosa asociación de su Amo y Señor, Sri Caitanya. Ese año, después que los devotos partieron para regresar a Bengala, Sri Caitanya pidió a Sarvabhauma y a Ramananda-raya que le permitieran ir a Bengala para visitar a Su madre. Su idea era primero visitar Bengala y luego continuar hacia Vraja-Vrndavana. Sarvabhauma y Ramananda-raya consideraron que era inútil demorar más ese viaje por tanto tiempo esperado. Aun así, ellos sugirieron que permaneciera en Puri durante la estación de las lluvias y que iniciara Su travesía el próximo día de Vijaya-dasami. Sri Caitanya se sintió muy feliz y sin más demora aceptó las sugerencias.

IRÉ A VRAJA A TRAVÉS DE GAUDA-DESA

Así, en el año 1514, después de cinco años como monje, cuando el magno festival de las carrozas del Señor Jagannatha había concluido y los devotos habían regresado a Bengala, el Gran Maestro Sri Krsna Caitanya repentinamente expresó su decisión de viajar a Vraja-Vrndavana. Él manifestó: “Iré a Vraja a través de Gauda-desa. Visitaré a Mi madre y al río Ganges, antes de proseguir hacia Vraja”. El día de Vijaya-dasami, salió de Puri para ir a Vraja-dhama a través de Bengala, seguido por una gran multitud de devotos y admiradores. Partió temprano en la mañana, acompañado de Svarupa Damodara, Paramananda Puri, Jagadananda, Mukunda Datta, Govinda, Ramananda-raya y muchos otros devotos. Con anterioridad, Sri Caitanya había pedido a Gadadhara Pandita que cuidara a la Deidad de Tota Gopinatha y le ordenó que permaneciera en el Templo de la Deidad. Sin embargo, en contra de Sus deseos, Gadadhara Pandita siguió al Gran Maestro, sintiéndose incapaz de soportar la más leve separación de Él.

GADADHARA PANDITA EXCLAMÓ ANTE EL GRAN MAESTRO SRI CAITANYA:

Sri Caitanya, con gran dificultad, logró persuadir a los devotos de Orissa para que regresaran a sus hogares. Luego siguió Su camino hasta Kataka acompañado por algunos devotos selectos. Aunque el Gran Maestro se oponía con vehemencia a la idea de que Gadadhara Pandita le siguiese hasta Vraja-Vrndavana, Éste continuó en pos de Sri Caitanya. Esto significaba que abandonaría el servicio a Tota Gopinatha y que renunciaría a su voto de Ksetra Sannyasa, el voto de un monje que permanece en determinado lugar sagrado por el resto de su vida. Sin titubeo alguno, Gadadhara Pandita exclamó ante el Gran Maestro Sri Caitanya: “¡Qué mi Ksetra Sannyasa se vaya al infierno, porque ver Tus pies dorados supera millones de veces el servicio a la Deidad de Gopinatha!”. “Si Me acompañas, abandonando esos dos servicios, sin duda alguna la reacción vendrá a Mí”, replicó firmemente el Gran Maestro Sri Caitanya. “¡Entonces no iré contigo! ¡Voy a ver a mi madre Saci-devi!”, contestó Gadadhara Pandita.

EL SALVADOR DEL REY PRATAPARUDRA

Sri Caitanya guardó silencio por algún tiempo, pero en Kataka ordenó estrictamente a Gadadhara Pandita que regresara a Puri-dhama. El Rey Prataparudra, quien también había seguido a Sri Caitanya hasta Kataka, se postró respetuosamente a los pies del Gran Maestro y recibió Sus bendiciones. A partir de aquel feliz encuentro en el jardín, Sri Caitanya empezó a recibir al Rey sin más reservas, y éste se sintió inmensamente bendecido. Por haber derramado Su insondable compasión sobre el Rey, Sri Caitanya fue conocido con el nombre de Prataparudra Samtrata, el salvador del Rey Prataparudra. No obstante, Sri Caitanya jamás visitó al Rey ni tomó parte en los asuntos políticos. El Rey Prataparudra se ocupó de todos los detalles para que la travesía del Gran Maestro a Bengala, fuera agradable.

SRI CAITANYA LLEGÓ A LA FRONTERA ENTRE ORISSA Y BENGALA

A su debido tiempo, Sri Caitanya llegó a la frontera entre Orissa y Bengala. El alto oficial musulmán de Bengala quedó hipnotizado por la encantadora personalidad del Gran Maestro Sri Caitanya, e hizo los arreglos correspondientes para que atravesara en un bote, el río que servía de línea divisoria entre los dos reinos. Ese mismo bote continuó transportando a Sri Caitanya y a Sus acompañantes hasta que llegaron a Panihati, cerca de Calcutta. En esta ocasión, permaneció un día en la casa de Raghava Pandita. También se hospedó durante algunos días en los hogares de Srinivasa en Kumara-hatta, Sivananda, Vasudeva, Madhava-dasa y de otros devotos muy queridos. Luego llegó a la casa de Vacaspati Pandita, el hermano de Vasudeva Sarvabhauma. Vacaspati y todos los miembros de su familia, ofrecieron sus respetos y adoración al Gran Maestro Sri Caitanya, quien expresó: “Me dirijo hacia Mathura, pero quiero permanecer secretamente en tu casa unos días con el propósito de darme baños rituales en el sagrado río Ganges, al cual también considero como mi querida madre. Por favor, guarda mi visita en secreto”. De cualquier modo, las nuevas llegaron a oídos de la gente de Navadvipa. Todos acudieron en tropel para ver al Señor. Miles de personas se amontonaron en las barcas para cruzar el sagrado Ganges. Naturalmente, como iban atestadas, algunas zozobraron en medio del río. Aquellos que no pudieron subir a las barcas, cruzaron el Ganges a nado. Otros prepararon balsas hechas con troncos de banano para cruzar el sagrado río. Otros simplemente flotaron sobre plantas de banano y atravesaron el río asiéndose a distintos objetos flotantes. Algunos utilizaron recipientes vacíos de barro y metal a modo de salvavidas, y atravesaron el río a flote. Millones de personas cruzaron el río Ganges a nado y en barcas, cantando los santos nombres del Señor con gran felicidad. Estaban completamente hipnotizados y ansiosos por tener un vislumbre del joven y bello monje, quien no era otro que su querido Nimai de Navadvipa.

¡CANTEN LOS SANTOS Y BELLOS NOMBRES DE KRSNA!

Millones de personas colmaron la casa de Vacaspati, exigiendo aunque fuese la más leve visión de su dorado Señor Sri Caitanya. Todos cantaban los santos nombres de Krsna en un estado mental extático. Cuando Sri Caitanya escuchó el nombre de Hari cantado por multitudes tan extensas, espontáneamente salió y se presentó ante el gentío. Magnánima y compasivamente posó Sus ojos sobre la congregación y dijo: “¡Qué sus mentes permanezcan siempre ancladas en los pies de loto de Sri Krsna, el amado tesoro de Vraja!” Sri Caitanya, misericordiosamente, continuó: bolo krsna, bhaja krsna, gao krsna nama, krsna houk sarvakara jivana dhana prana. “¡Canten los santos y bellos nombres de Krsna! ¡Adoren a Krsna! ¡Entonen constantemente los nombres de Krsna! ¡Qué Krsna se convierta en el tesoro oculto de sus vidas!” Las multitudes que fueron a ver a Sri Caitanya eran incontables. Estaban determinadas a permanecer allí y se negaban a irse. Las casas, los patios y los campos cercanos estaban repletos de devotos entusiastas, que pletóricos de amor y devoción, esperaban obtener aunque fuese un vislumbre del Gran Maestro.

TODA EL ÁREA DE KULIA FUE ABARROTADA POR MILLONES DE PERSONAS

Un día, al escuchar sobre las crecientes e impresionantes aglomeraciones de personas, Sri Caitanya, sin informar a nadie, desapareció de la casa de Vacaspati y se dirigió al pueblo de Kulia. Vacaspati no supo cuándo había desaparecido ni hacia dónde había ido Sri Caitanya. Entonces, anunció a las multitudes que aguardaban impacientes en el exterior de su casa: “El Maestro Sri Caitanya ya no está en mi casa y parece que ha partido hacia otro lugar”. Las multitudes no querían creer en sus palabras. Una y otra vez exigían ver al Gran Maestro Sri Caitanya. Cuando Vacaspati no pudo complacer sus deseos, se enojaron mucho y comenzaron a insultarle, poniendo en tela de juicio su integridad. Vacaspati ya sufría profundamente por causa de la separación de Sri Caitanya, y estos insultos sólo añadían más aflicción a su adolorido corazón. Estaba abrumado de dolor y desesperanza. En ese mismo instante, llegó un Brahmana y le susurró al oído que Sri Caitanya había partido hacia el pueblo de Kulia. Al escuchar la noticia, Vacaspati se presentó una vez más ante las masas ansiosas y enojadas, y dijo: “Por favor, dejen de insultarme. No es culpa mía que el Gran Maestro Sri Caitanya se haya ido”.
Cuando la noticia se esparció, toda el área de Kulia fue abarrotada por millones de personas. El propio Vacaspati estaba perdido. Iba de un lado a otro en busca de su Amo y Señor. En ese momento, Sri Caitanya envió por Vacaspati, quien de inmediato acudió y con gran felicidad se postró ante el Gran Maestro Sri Caitanya, diciendo:
“Tú eres el Supremo Señor Krsna en persona. Te mueves y actúas por Tu dulce voluntad. Todas y cada una de Tus acciones obedecen a Tu propio deseo. Sin embargo, las multitudes me insultaron y me culparon. Aseguraban que Te había escondido en mi casa, por capricho. ¡Oh Maestro de todos! Por favor preséntate ante el público aunque sea por unos segundos. Si lo haces, sabrán que he dicho la verdad y seré considerado Brahmana otra vez”. Al escuchar la plegaria de Vacaspati, Sri Caitanya complació su deseo al instante, y luego se presentó ante las extensas multitudes que aguardaban afuera. Cuando vieron al Gran Maestro Sri Caitanya, fueron sumergidas en un ilimitado océano de gozo. En ese momento, Devananda Pandita llegó y solicitó una audiencia con el Señor. Anteriormente, Devananda Pandita había cometido serias ofensas y se sentía culpable.

AL SABOREAR LA DIVINA DULZURA DE ESA TRASCENDENTAL ESCRITURA

Devananda Pandita vivía en el pueblo de Kuliya-grama, actualmente conocido como Kola-dvipa o Kolerdanga. Había alcanzado gran renombre por su erudición en el Srimad Bhagavatam, y muchas personas iban a su casa para estudiar esa sagrada Escritura. Un día, Srivasa Pandita fue allí para escuchar las lecturas. En esa ocasión, Devananda, rodeado por sus estudiantes, comenzó a recitar el sagrado texto. Naturalmente, como Srivasa Pandita era un gran devoto del Señor, pronto comenzó a experimentar los extáticos sentimientos amorosos descritos en el Srimad Bhagavatam. Al saborear la divina dulzura de esa trascendental Escritura, Srivasa Pandita comenzó a rodar por el suelo llorando y gimiendo, sofocado y subyugado por un profundo y emotivo amor por el Señor. Cuando los estudiantes de Devananda vieron la locura amorosa exhibida por Srivasa Pandita, comentaron entre ellos: “¡Sin duda alguna, es un loco! Está perturbando nuestra clase sobre el Bhagavatam. ¡Hay que sacarlo!” Devananda Pandita presenció la infame acción de sus necios estudiantes en completo silencio. No los reprendió ni les impidió que expulsaran de su clase a un gran devoto como Srivasa Pandita. Sintiéndose profundamente humillado por la grave ofensa cometida por Devananda, Srivasa Pandita se alejó en silencio y ocultó todo el episodio como si nunca hubiese ocurrido.

SRIVASA QUEDÓ ATÓNITO Y DESCONCERTADO

Este desafortunado incidente aconteció mucho antes del advenimiento del Gran Maestro Sri Caitanya. Cierto día cuando Sri Caitanya visitó a Srivasa Pandita, aquel mismo día en que le reveló Su divina identidad, el Señor le dijo: “Srivasa, ¿recuerdas cuando rodaste por el piso en éxtasis mientras escuchabas las recitaciones del Srimad Bhagavatam en la casa de Devananda? ¿Acaso has olvidado que Devananda, ignorando tu extraordinaria nobleza y tu excelsa devoción, te echó de su clase? Pero tú, para proteger a Devananda, cuidadosamente ocultaste este doloroso incidente en tu corazón y no se lo revelaste a nadie”. Después de escuchar las sorprendentes palabras del Gran Maestro Sri Caitanya, Srivasa quedó atónito y desconcertado. De inmediato se postró, y asiendo los divinos pies del Gran Maestro, comenzó a llorar. Srivasa se preguntaba: “¿Cómo es posible que el Gran Maestro conozca este incidente, cuando yo no se lo he revelado a nadie? Además, este suceso ocurrió mucho antes de Su aparición en este mundo. ¿Acaso se lo habrán narrado los estudiantes de Devananda? Me pregunto cómo se habrá enterado”.

SRI CAITANYA RECORRÍA LOS PUEBLOS DE NAVADVIPA,

Otro día, Sri Caitanya recorría los pueblos de Navadvipa, cuando repentinamente escuchó, desde cierta distancia, que Devananda Panditas daba una clase sobre el Srimad Bhagavatam. Al escucharle hablar sobre la sagrada Escritura, Sri Caitanya se sintió furioso. “¿Qué puede saber este hombre acerca del Srimad Bhagavatam?” Y recalcó: “¿Qué puede conocer él sobre los significados y las conclusiones descritos en el Bhagavatam? El Srimad Bhagavatam es la encarnación literaria de Sri Krsna. El Bhagavatam promueve Bhakti, la devoción amorosa a Sri Krsna, la cual es la meta última de nuestras vidas. Este sujeto jamás podrá comprender el Bhagavatam, ni siquiera después de muchas vidas”. El Gran Maestro continuó indignado: “El Srimad Bhagavatam es el elixir de los cuatro Vedas. Es el amor divino manifiesto en forma literaria. Los cuatro Vedas son como la leche, y el Srimad Bhagavatam se compara con la mantequilla. Sukadeva Gosvami es quien bate la crema de la leche hasta convertirla en mantequilla, la cual fue saboreada por Maharaja Pariksit. En el Bhagavatam, Sukadeva Gosvami revela la Verdad acerca de Mí. Él expresa Mi propia opinión. A través de todo el Srimad Bhagavatam, Mis devotos y Yo somos glorificados. Sin embargo, este necio recita el Bhagavatam todos los días, eludiendo e ignorando por completo el principio más fundamental del Srimad Bhagavatam”. El Gran Maestro continuó: “No hay diferencia entre Mis devotos y Yo. En realidad, aquel que trata de buscar diferencias entre Mis devotos y Yo, y quien trata de interpretar el Bhagavatam rechazando Bhakti, la devoción de Mis devotos, ciertamente es una persona irreligiosa, sumamente desafortunada y desprovista de toda inteligencia”.

LA LLAMEANTE IRA DE SRI CAITANYA

Cuando el Gran Maestro le condenó de esta manera, Devananda Pandita permaneció en silencio. Al ver la llameante ira de Sri Caitanya, los devotos se aferraron a Sus pies de loto y le imploraron que se quedara. Estuvo a punto de marcharse. Luego, el Gran Maestro recalcó: “Todas las Escrituras cantan y glorifican este Srimad Bhagavatam sumamente misterioso, calificándolo de inconcebible. No se le puede comprender a través de la erudición ni de un vasto conocimiento, tampoco por medio de especulaciones filosóficas ni de severas penitencias, ni a través de poderosas austeridades, sin importar de qué tipo sean. Quien comprende que el Bhagavatam no es diferente del inconcebible Controlador Supremo, conoce la esencia del Bhagavatam. Él reconoce, adora, predica, distribuye, y finalmente sigue sus instrucciones, porque él capta plenamente la esencia del Bhagavatam a través del amor y la devoción. Por último, él presta servicio tanto a la Escritura Bhagavatam como al devoto Bhagavata, y ciertamente no mediante un simple acopio de conocimiento ni con la erudición”. Después de decir esto, el Gran Maestro Sri Caitanya rápidamente desapareció de la casa de Devananda Pandita. Aunque el insensato Devananda escuchó todas las instrucciones que el Gran Maestro impartiera, no les prestó atención por causa de su orgullo. Pero cuando se enteró de que Sri Caitanya había aceptado Sannyasa y se fue de Navadvipa, comenzó a lamentarse: “Tan excelsa personalidad, con un amor tan profundo por Krsna, vino a mi casa. Pero debido a mi orgullo y a mi ignorancia, no pude acercarme a Él”. Mientras se lamentaba de este modo, Devananda comenzó a reflexionar sobre las instrucciones de Sri Caitanya acerca del Bhagavatam. Las últimas palabras pronunciadas por el Maestro: “La Escritura Bhagavata y el devoto Bhagavata son idénticos,” comenzaron a vibrar en el oído de Devananda Pandita.

LA DANZA DE VAKRESVARA PANDITA

A medida que pasaban los meses, y devoraban su valioso tiempo, Devananda tuvo la fortuna de escuchar las maravillosas nuevas de la danza y el canto extáticos de Vakresvara Pandita. Sintiéndose motivado devocionalmente, Devananda quiso observar a hurtadillas al gran Vakresvara, y se apresuró hasta el lugar donde se llevaba a cabo el Kirtana. Vakresvara Pandita era un asociado de Sri Caitanya, gran danzarín y experto cantante. En una oportunidad, danzó continuamente durante setenta y dos horas. Cuando el Gran Maestro realizaba Su extático canto de los santos nombres de Krsna en la casa
de Srivasa Pandita, Vakresvara era el danzador principal. En esa ocasión tan auspiciosa, la gente colmó el lugar para ver la danza de Vakresvara Pandita. La muchedumbre empujaba, gritaba, vociferaba, y gradualmente se volvió pendenciera e incontrolable. Devananda Pandita pudo ver la apoderadora y deslumbrante figura de Vakresvara Pandita en el aire, rebosante de gracia, y también escuchar las maravillosas melodías de las canciones devocionales que él entonaba. Completamente hipnotizado por las magistrales actuaciones del gran devoto Vakresvara, Devananda pronto se hizo cargo de la alborotada muchedumbre, agarró una gran vara para que las masas no empujaran y la blandía para tranquilizarlas, de manera que la danza de Vakresvara no se viera perturbada.

ESTE GRAN GESTO DE SUMISIÓN EN DEVANANDA

Vakresvara Pandita, envuelto en los sentimientos del amor divino, cayó al suelo dominado por el éxtasis. Devananda corrió hacia Vakresvara de inmediato, lo levantó y le sostuvo afectuosamente en su regazo. Enseguida comenzó a limpiar el polvo de su cuerpo con la parte superior de sus vestimentas. Vakresvara recuperó el conocimiento y se sentó para descansar un poco. Entonces vio a Devananda postrado ante sus pies, con las manos juntas, llorando con rendición plena. Al ver este gran gesto de sumisión en Devananda, Vakresvara Pandita le favoreció con sus mejores deseos: “¡Qué seas bendecido con amor por Dios!” A partir de ese momento, el amor de Devananda Pandita por Krsna, creció cada vez más.

FUERON LOS DÍAS MÁS VIVIFICADORES PARA LOS HABITANTES DE NAVADVIPA

Había pasado cinco años desde ese incidente, cuando Sri Caitanya regresó a Navadvipa desde Jagannatha Puri. Fueron los días más vivificadores para los habitantes de Navadvipa, quienes nadaban en un extático océano de gozo para obtener un vislumbre de su amado Señor. Muchas personas que previamente habían cometido ofensas a los pies de loto del Gran Maestro Sri Caitanya, vinieron a verle con la esperanza de que Él les perdonara. Ellas se congregaron en el lugar que actualmente se conoce como Kolerdanga, Apradha Bhañjana, el lugar de la indulgencia, donde se implora el perdón. Entre esas personas estaba Devananda Pandita, a quien el Gran Maestro condenara en aquella oportunidad. Aguardaba allí, de pie, en actitud de completo arrepentimiento. Estaba cubierto, y se movía tímidamente de un lado a otro para mirar furtivamente al Señor. Cada cierto tiempo ofrecía reverencias al Gran Maestro desde lejos. Repentinamente, el omnisciente Maestro dijo: “¡Tú, Devananda, serviste a mi devoto Vakresvara Pandita! Me has complacido inmensamente con ese servicio que ofrecieras a Mi devoto, y por ese maravilloso servicio ahora estás muy cerca de Mí. Puedo percibir que Vakresvara, quien naturalmente ha sido apoderado con la energía de Krsna, te ha bendecido plenamente. Por lo tanto, has alcanzado la misericordia de Krsna”.

SOY UN PECADOR

Al escuchar estas alentadoras palabras del Gran Maestro Sri Caitanya, Devananda Pandita expresó, con voz ahogada por la emoción: “Soy un pecador. He incurrido en numerosas ofensas contra Tu Divinidad. No pude reconocer Tu supremacía ni Tu misericordia sin causa. Orgulloso de mi erudición, no presté atención a Tus supremas instrucciones sobre el Srimad Bhagavatam. ¡Por favor, perdóname, mi Señor! Bondadosamente instrúyeme una vez más acerca de la esencia del Bhagavatam”.

GLORIFICA EL SRIMAD BHAGAVATAM EN TODO MOMENTO

“¡Por favor escucha atentamente, Devananda!” manifestó Sri Caitanya: “Glorifica el Srimad Bhagavatam en todo momento y no permitas que tus labios den explicaciones o interpretaciones que no sean las devocionales. El Srimad Bhagavatam es la meta suprema de la vida. Él revela que la devoción exclusiva y constante a Krsna es eterna, perfecta, sin tacha, infalible y poderosamente purificadora. El Señor Supremo ha aparecido en ilimitadas encarnaciones, comenzando con Su encarnación en la forma de una tortuga. Así como la aparición y desaparición del Señor son trascendentales, así también este misterioso Bhagavatam es divinamente trascendental”. El Gran Maestro ratificó: “Ampliamente bendecido con amor por Dios, Vyasa-deva compiló el Srimad Bhagavatam. Uno debe aceptar que la Divinidad del Srimad Bhagavatam está al mismo nivel del propio Señor Supremo. El Srimad Bhagavatam está lleno de amor por Krsna y desborda con los espectaculares pasatiempos divinos del Supremo Señor. Entre lo dulce, es lo más dulce. Es como el azúcar cande, no importa donde uno la mordisquee, sólo se puede saborear su dulzura. Escucha, ¡Oh Brahmana!” continuó el Gran Maestro Sri Caitanya: “Para alcanzar esta comprensión y para saborear su dulzura más excelsa, es necesario servir al devoto Bhagavata. Aun la persona más iletrada puede alcanzar esta comprensión sumamente fundamental acerca del Bhagavatam, si ella sirve al devoto Bhagavata del Señor. Los devotos del Señor no son diferentes de Él”. Sri Caitanya continuó:
“Hace tiempo, tú cometiste una grave ofensa a los pies de loto de Srivasa Pandita. Debes ir e implorar su perdón. No hay diferencia entre la Escritura Bhagavata y el devoto Bhagavata. En realidad, ambos son interdependientes y van de la mano. Si no hubiese existido un sólo devoto sincero de Krsna en esta Tierra para explicar el verdadero significado del glorioso Bhagavatam, entonces Veda Vyasa no hubiese compilado este enigmático libro, porque sólo un devoto exclusivo de Krsna puede comprender su verdadero significado y revelarlo a todos. No es posible comprender el Bhagavatam mediante la erudición y la educación mundanas. Si se le presta servicio a un devoto exclusivo del Señor, a un devoto Bhagavata, por su gracia uno alcanzará la misericordia del libro Bhagavatam. ¡De eso no hay dudas! La Escritura Bhagavatam se manifiesta más poderosamente en el corazón de un devoto que en el libro propiamente dicho, aunque en el plano absoluto no hay diferencia entre ellos”.

IMPLORÓ SU PERDÓN

Después de recibir estas asombrosas instrucciones del Gran Maestro Sri Caitanya, Devananda, el más afortunado, corrió hacia la casa de Srivasa Pandita e imploró su perdón. Srivasa Pandita abrazó a Devananda afectuosamente y perdonó todas sus ofensas. Todos los habitantes de Kolerdanga comenzaron a cantar “¡Hari! ¡Hari!, los santos nombres de Krsna con gran regocijo extático. El Gran Maestro Sri Caitanya permaneció en el pueblo de Kulia durante algunos días. Las multitudes se sintieron locamente atraídas y todos se abrieron paso como pudieron para tener un vislumbre del Señor y Gran Maestro Sri Caitanya. Para Él era cada vez más difícil estar solo, meditando en Krsna como deseaba. Así pues, partió raudamente hacia Ramakeli para eludir a las apasionadas multitudes. Viajó por muchos lugares en los alrededores, entonando y cantando en éxtasis los santos nombres de Krsna. Finalmente arribó a Ramakeli.

EN RAMAKELI

En Ramakeli, atrajo tantas multitudes, que las noticias acerca de Sus actividades llegaron a oídos del Sultán Hussain Saha, el Rey de Bengala, quien llamó a uno de sus oficiales hindúes, Kesava Chetri, e inquirió en detalle acerca del Gran Maestro Sri Caitanya y Sus actividades. Kesava Chetri trató de subestimar la fama y la importancia del Maestro, por temor a que el Sultán decidiese perseguirle. El Sultán no se dejó engañar, pero impartió instrucciones para que no se perturbara a Sri Caitanya en lo más mínimo. Mientras Sri Caitanya cantaba los santos nombres y danzaba en éxtasis, el Sultán subió a la azotea de su palacio y presenció la increíble escena de ilimitadas multitudes cantando y danzando locamente en pos del apuesto monje y Gran Maestro Sri Caitanya. Luego, el Sultán bajó de la azotea y llamó a su administrador local para que le informara sobre la escena que había presenciado desde su palacio. Kesava muy hábilmente contestó: “Es un monje que ha logrado reunir extensos grupos de seguidores y que canta y danza mientras va de un lugar a otro. ¡No es noticia digna de un informe! Sin embargo, puesto que usted personalmente ha visto al joven monje y a Sus seguidores desde la azotea de su palacio, por favor dígame cuál es su opinión”. Los oficiales hindúes aún estaban recelosos. Pensaban que en cualquier momento el Sultán podría cambiar su favorable opinión acerca del Gran Maestro. Para sorpresa de Kesava, el Sultán contestó: “Aquel que no ofrece nada de valor material, y sin embargo es seguido por millones de personas dondequiera que va, ciertamente debe ser un gran maestro”. El Sultán ordenó a Kesava que se tomaran todas las precauciones a fin de ofrecer completa protección a Sri Caitanya y a Sus seguidores en cualquier aldea, pueblo o ciudad del reino por donde ellos pasaran. De ninguna manera los ciudadanos del reino debían obstaculizar el grupo de Sankirtana del Gran Maestro. Kesava hizo tal como el Sultán le había ordenado, pero secretamente envió un mensaje al Maestro, sugiriéndole que no entrara en la Capital de Bengala.

SANATANA GOSVAMI Y RUPA GOSVAMI

Mientras Sri Caitanya estaba en Ramakeli, dos hermanos llamados Sakar Mallik y Dabir Khas, altos oficiales del Sultán, llegaron de incógnito en altas horas de la noche para visitar al Gran Maestro. Temían que si mostraban abiertamente su interés por el santo, podrían despertar recelos en la mente del Sultán. Ambos personajes eran ministros confidenciales del Sultán, quien se asesoraba con ellos sobre todos los asuntos del estado. Esos dos hermanos más tarde se convirtieron en Sanatana Gosvami y Rupa Gosvami, quienes establecieron en Vraja-Vrndavana los institutos de estudios superiores de la filosofía Gaudiya Vaisnava. Ellos habían estado intercambiando correspondencia con Sri Caitanya y al parecer, habían estado en contacto con Sus ideales. Con las manos juntas, ofrecieron oraciones a Sri Caitanya y con toda sinceridad le imploraron que los liberara del cautiverio del mundo. Estaban muy compungidos por tener que asociarse con el Sultán. Sri Caitanya les consoló, diciendo: “Muy pronto Krsna los liberará”. Sanatana dijo: “El Sultán Te tiene en alta estima, pero aun así, lo mejor sería que no entraras en su reino con tantos seguidores. Ahora Te diriges a Vraja-Vrndavana, sin embargo, siento que quien desee ir a ese lugar, no debe hacerlo acompañado por tantos millones de personas”. Había llegado el momento de ir a Vraja. La multitud crecía y seguía al Gran Maestro persistentemente. Al llegar a Canainatsala, Sri Caitanya comenzó a cantar y a danzar, alabando a Krsna amorosamente. Después, pensó que sin duda alguna la presencia de tantos seguidores interferiría con Su meditación en la belleza y dulzura de Vraja, robando así el verdadero espíritu de Sus sentimientos de amor por Krsna. Así pues, decidió posponer Su visita a Vraja y regresar a Puri. Se dirigió a las multitudes, diciéndoles: “En vez de ir a Vraja, voy a regresar a Puri. Cuando viaje a Vraja, sólo llevaré conmigo a una persona”. Después de expresarse así, el Gran Maestro Sri Caitanya emprendió el camino de regreso a Puri, pero se detuvo en Santi-pura, donde permaneció siete días en el hogar de Advaita Acarya.

LAS PALABRAS DE ACYUTANANDA

Pocos días antes de la llegada del Gran Maestro Sri Caitanya a Santi-pura, un monje preguntó a Advaita Acarya: “¿Cuál es la relación entre Kesava Bharati y Krsna Caitanya?” Advaita Acarya contestó: “Kesava Bharati es el Maestro Espiritual de Sri Caitanya”. Tan pronto como Advaita Acarya pronunció estas palabras, su hijo Acyutananda, quien apenas tenía cinco años de edad, exclamó: “¡Padre! ¿Cómo es posible que te expreses así? ¿Cómo tu lengua se atreve a decir que Sri Caitanya tiene un Guru? El conocimiento y la devoción emanan del Gran Maestro Sri Caitanya. ¿Cómo es posible que alguien pueda convertirse en el preceptor de una personalidad tan extraordinaria?” Advaita Acarya abrazó a su pequeño hijo y dijo: “¡En realidad tú eres mi padre y yo soy tu hijo! ¡Has venido a este mundo sólo para enseñarme!” El monje que había hecho la pregunta se sintió muy feliz con la maravillosa respuesta del niño y expresó su más profunda apreciación: “Acyutananda es verdaderamente digno de ser el hijo del erudito Advaita Acarya”. Advaita Acarya reflexionó sobre las palabras de su niño y pensó que uno de los asociados más íntimos de Sri Caitanya, había nacido como su hijo. Sri Caitanya llegó a la casa de Advaita Acarya poco después. Cuando escuchó acerca de las palabras de Acyutananda, se sintió tan complacido que le sentó en Su regazo y bañó su cuerpo con lágrimas de felicidad.

EL ARRIBO DE SRI CAITANYA

Advaita Acarya envió a Saci-devi la noticia del arribo de Sri Caitanya. Saci-devi se apresuró hasta Santi-pura, acompañada por Ganga-dasa Pandita. Cuando Sri Caitanya vio a Su madre, se postró a sus pies y dijo: “A quien mires con compasión en tu corazón, ciertamente recibirá amor por Krsna”. Al ver el dulce rostro de su dorado hijo después de tanto tiempo, Saci-devi cayó en éxtasis. Cuando volvió en sí, rápidamente se dedicó a cocinar los platos favoritos de su hijo. Saci-devi sabía que a su querido hijo Nimai le encantaba comer espinaca, de manera que cocinó veinte preparaciones diferentes de espinaca, además de muchos otros platos deliciosos. Mientras comía, Sri Caitanya, con una encantadora sonrisa en Su rostro, comenzó a hablar de los diversos poderes curativos y devocionales de los distintos tipos de espinaca: “Ciertos tipos de espinaca incrementan la atracción por el Señor Krsna. Otros, garantizan a quienes los comen que disfrutarán de la asociación de los devotos vida tras vida. Hay otras clases de espinaca que proporcionan buena salud de manera que el servicio devocional al Señor pueda alcanzarse muy fácilmente”.

POR FAVOR RECÍTALO PARA MÍ

Después de comer, Sri Caitanya descansó un rato y luego se dirigió a Murari Gupta: “¡Oh Murari! Escuché decir que compusiste un poema de ocho estrofas. Por favor recítalo para Mí”. El Gran Maestro Sri Caitanya escuchó la recitación de Murari Gupta y le pidió que diera su comentario sobre los versos. Entonces Murari Gupta explicó e interpretó los versos de una manera muy dulce. El Gran Maestro Sri Caitanya se regocijó sobremanera con sus explicaciones acerca del Señor Ramacandra. Luego colocó Sus pies de loto sobre la cabeza de Murari Gupta y le bendijo, diciendo: “No habrá obstáculos en tu camino para adorar a tu Señor Rama y tendrás una corriente continua de devoción por Él”. Anteriormente, el Gran Maestro Sri Caitanya reveló el secreto de que en un nacimiento previo, Murari Gupta había sido el gran devoto Hanuman. Por consiguiente, el Gran Maestro Sri Caitanya otorgó a Murari Gupta Sus bendiciones para que continuara adorando a su amado Señor Rama.

IMPLORABA LA MISERICORDIA DEL GRAN MAESTRO

Poco después, un leproso se acercó a Sri Caitanya, llorando y lamentándose profundamente acongojado. Imploraba la misericordia del Gran Maestro y pedía que sanara su dolorosa enfermedad. Sri
Caitanya le dijo que había injuriado a un devoto y que por causa de esa ofensa imperdonable quedó afectado por semejante dolencia. El hombre admitió su falta y preguntó qué debía hacer ahora. Sri Caitanya le respondió que había ofendido y agraviado a Srivasa Pandita, y al menos que éste le perdonase, Él no podía remediar la situación. El Gran Maestro continuó diciendo: “Debes ir sin demora donde Srivasa Pandita e implorar su perdón”. El leproso, quien ya estaba arrepentido, corrió hasta la casa de Srivasa, y tocando sus pies, suplicó que le perdonara. Srivasa así lo hizo y el leproso se curó instantáneamente de la terrible enfermedad. El Gran Maestro Sri Caitanya pudo haberle curado de inmediato, pero para enseñar a todos las verdaderas cualidades de un devoto y el poder del perdón, envió al leproso donde Srivasa Pandita, quien complació a Sri Caitanya otorgándole el perdón.

GURU-PUJA

Entonces llegó el día cuando se ofrece adoración al maestro espiritual, Guru-puja, también denominado Vyasa-puja. Advaita Acarya estaba sumamente alborozado porque no había tenido oportunidad de celebrar Guru-puja en presencia de Sri Caitanya. El maestro espiritual de Advaita Acarya era Madhavendra Puri, quien a su vez era el Guru del maestro espiritual de Sri Caitanya. La suntuosidad, la grandeza, el esplendor y la generosidad, combinados con el amor y la devoción con los que Advaita Acarya llevó a cabo el Guru-puja de su maestro espiritual, llenó de asombro al Gran Maestro Sri Caitanya. Él comentó que el Acarya sin duda alguna era la encarnación combinada de Maha-Visnu y Sada-Siva, porque de lo contrario jamás hubiese podido adorar a su Guru con tanta esplendidez. Semejante opulencia sólo ha de encontrarse en los planos superiores.

SACI-DEVI COCINÓ MUCHOS PLATOS DELICIOSOS

Saci-devi cocinó muchos platos deliciosos para la celebración del Guru-puja de Madhavendra Puri. Sri Caitanya hizo honores a todas las preparaciones con gran gozo, y declaró que todo aquel que aceptara los sagrados remanentes de Madhavendra Puri en el día de su aparición en este mundo, obtendría amor y devoción por Krsna. Cuando el Gran Maestro Sri Caitanya terminó de comer, distribuyó guirnaldas y pasta de sándalo a todos los devotos allí congregados. Ellos se sintieron muy felices y comenzaron a cantar los santos nombres de Krsna en éxtasis divino. Advaita Acarya era la persona más feliz, porque comprendía que el Señor de Vaikuntha en persona estuvo presente en la celebración del Vyasa-puja de su Gurudeva.
Finalmente, Sri Caitanya dijo a los devotos bengalíes que no fueran a Puri ese año, porque ya Él los había visitado, y pensaba ir a Vraja-Vrndavana tan pronto como regresara a Puri.

“¡TU CUERPO ME PERTENECE!”

Desde Santi-pura, el Gran Maestro Sri Caitanya llegó al templo de Srivasa Pandita en Kumara-hatta. A Su llegada, encontró a Srivasa Pandita en profunda meditación. Srivasa repentinamente vio ante él al Gran Maestro, en quien había estado meditando, y su corazón desbordó de gozo. La noticia del arribo del Gran Maestro se esparció por todos los pueblos y las aldeas de la región, y los devotos llenaron el área para ver a Sri Caitanya. Allí, un devoto llamado Vasudeva asió los dorados pies del Gran Maestro y prorrumpió en sollozos. Entonces Sri Caitanya le aseguró a Vasudeva: “¡Tu cuerpo Me pertenece!” Al escuchar estas palabras del Gran Maestro, los devotos prorrumpieron en vítores de alegría. Durante Su permanencia en la casa de Srivasa Pandita, un día Sri Caitanya le preguntó cómo hacía para cubrir los gastos de su familia, porque jamás le vio salir de la casa para implorar su manutención, y su familia ciertamente no era pequeña. “¡Oh Maestro! Todo aquello que está escrito en la fe de una persona, sin duda alguna lo alcanzará”, contestó humildemente Srivasa Pandita.

CÓMO PUEDES CUBRIR LAS NECESIDADES DE TU FAMILIA

Cuando el Gran Maestro Sri Caitanya escuchó estas palabras, dijo: “Entonces deberías convertirte en un Sannyasi, un monje”. “Tampoco puedo hacer eso”, replicó Srivasa Pandita suavemente. El Gran Maestro expresó: “Resulta muy extraño que no quieras convertirte en un monje, y que tampoco vayas a otra casa a implorar alimentos. Todavía no comprendo cómo puedes cubrir las necesidades de tu familia”. Srivasa Pandita palmoteó tres veces y dijo: “Uno, dos, tres”. Sri Caitanya, el Gran Maestro, exigió que Srivasa Pandita le explicara el significado de esas palabras. Srivasa Pandita respondió con profunda tristeza: “Si no reciben alimentos el primer día, pasarán hambre; si no reciben alimentos el segundo día, también pasarán hambre; y si tienen que pasar hambre al tercer día, todos se suicidarán ahogándose en el río Ganges”. Al escuchar estas palabras, el corazón del Gran Maestro Sri Caitanya se afligió profundamente y exclamó: “¿Qué dices? ¿Cómo te atreves a decir que morirás de hambre por falta de alimentos?
Es posible que Laksmi-devi tenga que mendigar algún día, pero la pobreza jamás rozará tu casa. Yo me encargaré de proveer todo lo que pueda necesitar aquel que medita en Mí y Me adora con todo su corazón”.

NITYANANDA NO ES DIFERENTE DE MÍ

El Gran Maestro Sri Caitanya permaneció tres días en la casa de Srivasa y luego visitó el templo de Raghava Pandita en Panihati. La sorpresiva llegada del Gran Maestro, a quien Raghava Pandita adoraba, inundó su corazón con un océano de gozo. Gadadhara-dasa, Paramesvara-dasa y muchos otros, corrieron a Panihati para obtener un vislumbre del Gran Maestro. En la casa de Raghava Pandita, para evitar especulaciones, Sri Caitanya reveló la verdadera identidad de Sri Nityananda Prabhu. Él dijo: “Nityananda no es diferente de Mí. Yo hago todo lo que Nityananda quiere y actúo de acuerdo con Sus deseos”.