AL. 03. LOS ESTUDIOS DE NIMAI

NIMAI SE SINTIÓ MUY CONMOCIONADO

Por ese entonces repentinamente aconteció un hecho que volvió al joven Nimai muy sensato y tranquilo. Su hermano mayor Visvarupa, quien le llevaba poco menos de diez años, había crecido como un buen hijo y era un joven muy apuesto, estudioso y sumamente consciente de Dios. Cuando Visvarupa súbitamente aceptó la orden de vida renunciante, convirtiéndose en un monje y abandonando el hogar para siempre, Nimai se sintió muy conmocionado.
Visvarupa solía pasar mucho tiempo con los devotos en el Instituto de Sánscrito de Advaita Acarya, mientras ellos comentaban acerca de los temas del Srimad Bhagavatam, la Escritura sagrada. Visvarupa estaba plenamente consciente de que Nimai no era distinto del Supremo Señor Krsna, y Nimai no temía a nadie más que a Su hermano mayor Visvarupa, para quien el mundo había perdido todo su encanto. Visvarupa acostumbraba bañarse en el Ganges temprano y luego rápidamente se dirigía a la casa de Advaita Acarya. Cuando Nimai era aún muy joven, Saci-devi solía enviarle a la casa de Advaita Acarya para avisar a Visvarupa que viniese a comer, ya que a veces no regresaba para el almuerzo. Cuando entraba en la casa de Advaita Acarya, los devotos quedaban perplejos con la encantadora belleza de Nimai y el amoroso intercambio de dulces sonrisas entre Él y Visvarupa, Su hermano mayor. En aquellos días, cada vez que Nimai visitaba el instituto de sánscrito, los devotos olvidaban sus debates, sin importar cuán acalorados fuesen, para saborear Sus palabras dulces como el néctar. Cuando Visvarupa descubrió que sus padres se preparaban para concertar su matrimonio, renunció al mundo y abandonó el hogar. El llanto y la tristeza de sus padres resultaban insoportable. En una oportunidad, conmovido profundamente por la turbación y el dolor extremos de Sus padres, Nimai incluso llegó a perder el conocimiento. Esa experiencia le calmó, le aquietó, y refrenó Sus travesuras.

EN AUSENCIA DE VISVARUPA

A partir de ese momento se convirtió en un estudiante aplicado del Instituto de Sánscrito de Ganga-dasa Pandita. Pasaba Su tiempo dedicado de lleno al estudio de Sus lecciones y sostenía debates con Sus amigos sobre diferentes temas. También se ocupó de cuidar muy bien a Sus padres. En ausencia de Visvarupa, solía aliviar su dolor dirigiéndoles palabras muy dulces y tranquilizadoras, haciéndoles sentir muy felices. La súbita partida de Visvarupa fue una verdadera calamidad en la vida de sus padres. Ya habían perdido ocho hijos y ahora Visvarupa también se había ido. Sin embargo, fue un acontecimiento muy decisivo en la vida de Nimai, porque se volvió sumamente estudioso y abandonó Sus juegos. Jagannatha Misra se sintió muy feliz con el gran éxito que Nimai alcanzó en Sus estudios. Simultáneamente se llenó de temor, porque Su hermano mayor Visvarupa también había sido un buen estudiante, pero había aceptado Sannyasa, la orden de vida renunciante.

JAGANNATHA MISRA IMPIDIÓ QUE NIMAI CONTINUARA SUS ESTUDIOS

A medida que pasaba el tiempo y Jagannatha Misra envejecía, se obsesionó más y más con la idea de que Nimai pudiese abandonar el hogar. Finalmente, Jagannatha Misra impidió que Nimai continuara Sus estudios porque prefería un hijo iletrado antes que perderle. Su madre protestó diciendo: “¿Cómo podrá Nimai ganarse el sustento? Además, ¿quién daría su hija en matrimonio a un hombre sin educación?” Sin embargo, Jagannatha Misra mantuvo inquebrantable su determinación y contestó: “La erudición no necesariamente trae riquezas, porque de ser así, yo no sería pobre”. Entonces le aconsejó a Saci-devi tener fe en la divina voluntad del Señor, e impidió que Nimai siguiera estudiando.
Cuando le retiraron de la escuela, Nimai no protestó externamente, pero se rebeló internamente. Había desarrollado un gusto por los estudios y le complacía ser el alumno más aventajado de Su clase. Pronto volvió a unirse al bando de muchachos revoltosos y regresó a Sus pícaras travesuras. Dañó muchas cosas en Su hogar así como en los hogares ajenos. Comenzó a permanecer fuera hasta tarde en la noche y a veces no regresaba. En ocasiones solía pasar toda la noche robando frutos en los jardines de los vecinos, después de encerrarlos cuidadosamente en sus casas asegurando las puertas por fuera. Un día cuando Jagannatha Misra salió de casa, Nimai se sentó sobre un montón de recipientes de cocina que por lo general se usaban una vez para luego desecharse. El negro hollín hizo trazos encantadores en Su cuerpo de matiz dorado. Luego se sentó encima de esas ollas desechadas como si estuviese sobre un trono y comenzó a reírse de Sus amigos. Algunos de ellos corrieron a informar a Su madre, quien vino de inmediato y le imploró que bajara de ese montón de ollas desechadas. Ella trató de apaciguar a Nimai, diciéndole que incluso el más leve contacto con esas ollas demandaba un baño ritual, y Él era ya lo suficientemente grande como para entender eso. Nimai contestó: “¿Cómo pueden volverse impuras estas ollas que han sido utilizadas para cocinarle al Señor? Y en caso que lo fuesen, Yo las volvería puras con Mi contacto. La pureza y la impureza son una ilusión de la mente, puesto que difieren particularmente de la visión impoluta del alma, la cual es siempre pura y considera que todas las cosas son supremamente sagradas”. Saci-devi se sorprendió al escuchar estas palabras de Nimai y llena de felicidad le llevó a darse un baño en el Ganges.
Tan pronto como el padre de Nimai llegó a casa en la noche, escuchó  de labios de su esposa todo lo sucedido en la mañana. Saci-devi comentó que esa era la inevitable consecuencia de haber retirado al muchacho de la escuela. Vecinos y amigos también reprocharon a Jagannatha Misra por descuidar la educación del niño. Ellos le aconsejaron: “Tú no puedes cambiar la dulce voluntad de Krsna, ¿por qué no permites que Él estudie? Debes llevar a cabo la ceremonia para otorgarle el cordón sagrado y enviarle de nuevo a la escuela”. Nimai apenas tenía nueve años cuando Su padre sin más demora decidió conferirle el Gayatri-mantra y el cordón sagrado, como era la costumbre en aquel tiempo.

EL SAGRADO GAYATRI-MANTRA

Cuando Jagannatha Misra recitó el sagrado Gayatri-mantra en Su oído, los ojos de Nimai enrojecieron de inmediato, todos los vellos de Su cuerpo se erizaron, y dando algunas vueltas se desmayó. En esa oportunidad se veía radiante, como si los deslumbrantes rayos del sol del mediodía emanaran de Su cuerpo dorado. Todos se sintieron atemorizados porque era la primera vez que presenciaban semejante acontecimiento durante una ceremonia para conferir el cordón sagrado. Parecía como si un poderoso ser divino le hubiese poseído por completo. Los devotos eruditos, Panditas, allí presentes concluyeron que el propio Señor Krsna había entrado en el cuerpo de Nimai. En efecto, ya todos creían que Nimai era Krsna bajo un disfraz. De cualquier modo, el joven Nimai rápidamente recobró la normalidad y comenzó a participar de los diferentes votos y rituales de la ceremonia. Sus dos maestros, Sudarsana Pandita y Ganga-dasa Pandita, llevaron a cabo los rituales.

NIMAI LOS DERROTABA A TODOS

La reputación que Nimai adquirió por Su capacidad para inventar acertijos gramaticales, ciertamente no bastaba para mermar Sus energías. Los muchachos solían ir al Ganges después de clases para darse el baño del mediodía. Los estudiantes de los diferentes institutos solían reunirse y sostener debates sobre varios puntos de gramática, que por lo general terminaban en fuertes polémicas. A pesar de ser tan inquieto, Nimai los derrotaba a todos en los diferentes temas de gramática y literatura. También era muy aficionado a la natación y se convirtió en un experto nadador. Solía atravesar el Ganges repetidas veces, para el completo asombro de todos los presentes.

NIMAI SE MANIFESTÓ ENTONCES COMO SIVA

Cierta vez Nimai se sintió muy entusiasmado y complacido al escuchar a un mendigo en Su puerta cantando las glorias del Señor Siva. Nimai se manifestó entonces como Siva y subió sobre los hombros del mendigo, a quien hizo danzar alrededor del patio en gran éxtasis.
Algún tiempo después, Su padre Jagannatha Misra tuvo en sueños un vislumbre del futuro de su hijo. Nimai vestía los brillantes hábitos de un Sannyasi, un monje devoto. Su hermosa y rizada cabellera había sido rasurada y se dirigía hacia Puri mientras millones de personas le seguían danzando llenos de gozo y cantando bienaventuradamente los santos nombres de Krsna. A la mañana siguiente, Jagannatha Misra se sintió aterrado y oró a Krsna para que su hijo se casara y permaneciera en el hogar. A pesar de todo, cuando los padres de Nimai contemplaban la belleza y la dulce sonrisa de su hijo, automáticamente olvidaban todas las ansiedades que por Él sentían.

JAGANNATHA MISRA ENFERMÓ Y MURIÓ REPENTINAMENTE

Después de este sueño, Jagannatha Misra se resignó y exteriorizó menos angustia. Juntos pasaron muchos días felices, hasta que Jagannatha Misra enfermó y murió repentinamente cuando Nimai tenía apenas diez años. La pérdida fue insoportable para Nimai, especialmente cuando vio a Su madre en tan desvalida condición. Los habitantes de Navadvipa se compadecieron mucho y ayudaron a Nimai y a Su madre cuanto podían. Naturalmente, Saci-devi se preocupaba por la crianza del joven Nimai. Se preguntaba si Él viviría de acuerdo con los altos ideales de Sus tradiciones familiares. Sin embargo, Nimai la apaciguaba y la hacía feliz diciéndole, “¡Oh Madre! ¡No te preocupes! No existe nada en este mundo que no esté dispuesto a hacer por ti”. Saci-devi encubría su aflicción por la pérdida de su esposo para cuidar mejor de su hijo.
En aquellos días, Nimai siempre tenía un libro en Sus manos. Asombraba a estudiantes y profesores con la profundidad de Sus conocimientos, dando discursos y ayudando a otros estudiantes.