AL. 08. EL COMIENZO DE LA LOCURA

NIMAI FUE DE PEREGRINAJE A GAYA

Después de contraer nupcias con Visnu-priya, Nimai fue de peregrinaje a Gaya para ofrecer oblaciones a Su difunto padre y a Sus antepasados. Él quiso viajar a Gaya porque en los libros sagrados se menciona que una ofrenda en ese lugar libera para siempre a los antepasados y a los difuntos. A Saci-devi no le gustó la idea de que su hijo fuese a Gaya. Tenía la experiencia que cuando Nimai se ausentaba del hogar, el caos y las calamidades prevalecían en sus vidas. Sin embargo, muy a su pesar le permitió ir. Tanto la madre como la esposa dieron su consentimiento con renuencia. Ellas entendían que era el deber de un hijo ofrecer oblaciones a Su difunto padre. Así pues, enjugaron sus silenciosas lágrimas y le expresaron sus mejores deseos. Saci-devi solicitó a su cuñado Candrasekhara Acarya que acompañara a Nimai en Su peregrinaje.
La travesía hasta Gaya era de aproximadamente seiscientos kilómetros y por tradición se hacía a pie. A Su llegada, Nimai se bañó de inmediato en el sagrado río Kira, pero contrajo una fiebre muy alta. Sus acompañantes se asustaron mucho porque era la primera vez que le veían tan enfermo. Nimai recetó Su propia medicina. Dijo que sólo podía curarle el agua utilizada para lavar los pies de un devoto. Los fieles cumplieron las instrucciones con presteza y Nimai se recuperó de la fiebre tan pronto como bebió el agua que había lavado los pies de un devoto. Cuando llegó al templo Visnu Pada- padma de Gaya, primero se postró frente al templo, luego entró y tocó las sagradas huellas de los pies del Señor Visnu. Tan pronto como vio las huellas del Señor enloqueció de gozo y comenzó a danzar en éxtasis, con lágrimas cayendo por Sus mejillas como torrentes de lluvia. Nimai comenzó a cantar en voz alta el santo nombre: “¡Krsna! ¡Krsna!” En aquel momento Isvara Puri se encontraba allí y presenció Su éxtasis. Nimai se inclinó ante Isvara Puri y exclamó: “¡Oh Maestro! ¡Por favor sálveme de sentir necesidad por las cosas de este mundo! ¡Por favor ayúdeme a obtener el servicio amoroso a Krsna!” En ese momento imploró que le otorgara la iniciación. Isvara Puri de inmediato abrazó a Nimai, y las lágrimas, que como torrentes manaron de los ojos de ambos, empaparon sus cuerpos en tan feliz reunión. Poco después, Nimai recuperó el sentido y regresó a la normalidad. Luego ofreció oblaciones a Su difunto padre Jagannatha Misra y a Sus antepasados. Bajo la dirección de Isvara Puri, llevó a cabo todos los ritos relacionados con tales oblaciones. Al día siguiente, Nimai cocinó para Isvara Puri, y personalmente le dio de comer. También ungió el sagrado cuerpo de Isvara Puri con pasta de sándalo y llorando como un niño nuevamente imploró la iniciación. Isvara Puri pudo comprender que Nimai era Krsna en persona. Sin embargo, hizo como Él se lo solicitó y pronunció el Mantra sagrado en los oídos de Nimai. Tan pronto como Nimai recibió el sagrado Mantra, se transformó por completo. Lágrimas de éxtasis bañaron Sus mejillas y comenzó a exclamar: “¿Dónde está Mi amor? ¿Dónde está Krsna? ¿Dónde habré de hallarle? ¡Ardo en deseos de encontrarle!”.

LAS NUEVAS DEL REGRESO DE NIMAI

Nimai indicó a Sus compañeros que regresaran a casa y partió entonces hacia Mathura para encontrarse con Krsna. Poco después escuchó una voz divina pidiéndole que regresara a casa, porque el tiempo de ir a Mathura aún no había llegado. Esa voz dijo: “¡Tú eres el Señor de Vaikuntha, has descendido para salvar a la humanidad! ¡Magnánimamente habrás de distribuir el amor y la devoción alrededor del mundo! ¡Eres nuestro Amo y nosotros Tus esclavos! ¡Ahora, por favor, ve a Navadvipa, y más adelante irás a Mathura!” Después de escuchar esta voz, Nimai retornó a Gaya y se unió a Sus estudiantes cuando ellos presurosos retornaban a Navadvipa. Las nuevas del regreso de Nimai se esparcieron por todo el distrito de Nadia. El pueblo de Navadvipa celebró Su llegada tocando caracolas y decorando sus casas con flores. Sus estudiantes y los habitantes de Navadvipa se agolparon para ver a Nimäi, el del maravilloso matiz dorado. Nimai dijo abiertamente a todos los presentes: “Vuestras bendiciones me trajeron a casa sano y salvo”. Estas dulces y afectuosas palabras de Nimai asombraron a todos, y Sus mayores le bendijeron colocando las manos sobre Su cabeza. Entonces Nimai les indicó que al día siguiente fueran a la casa de Suklambara Brahmacari, donde relataría Sus experiencias en Gaya.

SU CORAZÓN ESTALLÓ UNA VEZ MÁS

Cuando la mayoría de los visitantes se marchó y sólo quedaron unos cuantos devotos, Nimai los llevó aparte y confidencialmente les contó acerca de Sus experiencias en Gaya. Finalmente, Su corazón estalló una vez más debido a los profundos sentimientos de amor que experimentaba en la separación de Krsna, y se lamentaba amargamente mientras gritaba los santos nombres. Los devotos allí presentes quedaron atónitos y maravillados.
La poderosa corriente de amor espiritual que emanaba de Nimai era tan exquisitamente encantadora, que no albergaron la menor duda de que Nimai era el propio Krsna poseído por los sentimientos de amor de Sri Radha. Después de algún tiempo, Nimai regresó a Su condición normal. Al día siguiente, todos acudieron a la casa de Suklambara Brahmacari. Como lo había prometido, Nimai también asistió y dijo a Sus amigos: “Encontré al Señor de Mi vida, Krsna, pero nuevamente le he perdido”. Después de expresarse así, Él fue desbordado una vez más por los sentimientos de amor en separación y exclamó: “¡Oh Krsna! ¡Oh Mi Señor! ¿Dónde estás? ¡Oh Mi Krsna! ¡Oh Mi dulce Señor! ¿Cómo habré de encontrarte otra vez?” Los devotos quedaron emocionalmente atónitos ante el volcánico amor por Krsna que emanaba de Nimai. Cuando volvió a la normalidad casi por completo, le preguntó a Suklambara Brahmacari quiénes se encontraban en la casa. Al enterarse de que Gadadhara Pandita estaba allí, se dirigió a él como sigue: “¡Mi querido Gadadhara! Eres muy afortunado porque desde la niñez has estado totalmente consagrado a Krsna, mientras que Yo sólo he malgastado Mi vida”. Nimai se desplomó y comenzó a rodar por el suelo, recuperando el sentido y perdiéndolo una y otra vez. Cayó al suelo tan pesadamente y tantas veces, que Sus amigos pensaron que sólo un poder divino le estaba salvaguardando. Más tarde, Nimai se levantó e imploró a Sus amigos que le ayudaran a encontrar a Krsna, el hijo de Nanda, el pastor de vacas. Después que Nimai abandonó la casa de Suklambara, Sus amigos rápidamente difundieron las nuevas de Sus actividades y conversaciones. Todos los devotos se sintieron felices en grado sumo, porque bajo la guía de Advaita Acarya habían aguardado pacientemente a su Salvador. A veces Advaita Acarya, a gritos, demandaba de los cielos una respuesta a sus oraciones.

LÁGRIMAS DE ÉXTASIS

Los estudiantes acudían donde Nimai para recibir sus lecciones diarias, pero Él comenzó a describirles la belleza, la dulzura y la compasión de Krsna. Explicaba cada línea de los códigos del sánscrito a la luz de la naturaleza encantadora y compasiva de Krsna. Entonces los estudiantes presentaron su queja ante Ganga-dasa Pandita, el maestro de Nimai. Ganga-dasa Pandita fue a ver a Nimai y le indicó que debía prestar más atención a los estudios de Sus alumnos. Nimai consintió de inmediato. Sin embargo, le resultaba imposible hablar de otra cosa que no fuese del dulce amor, la belleza encantadora y la profunda compasión de Su Señor Krsna. Cada palabra Suya expresaba el profundo e insoportable dolor que experimentaba al sentirse separado de Krsna. Los devotos acostumbraban reunirse en la casa de Srivasa Pandita para cantar los santos nombres de Krsna. Nimai solía levantar los brazos sobre Su cabeza, danzando bella y encantadoramente en medio de la congregación. Lágrimas de éxtasis corrían cual manantial por Sus mejillas y caían sobre los afortunados que allí se reunían para cantar los santos nombres del Señor. Ellos repetían a coro los santos nombres de Krsna a toda voz, con el acompañamiento de los tambores de barro y los címbalos. Una vez más, Saci-devi se perturbó por causa de la condición de su querido hijo. Ella realizó ofrendas al Ganges y al Señor Visnu, e imploró a Krsna con fervor: “Tú te has llevado a mi esposo y a todos mis hijos, excepto uno. ¡Oh Krsna! ¡Concédele tan siquiera una bendición a esta desafortunada mujer! ¡Qué Nimai se recupere rápidamente y regrese a Su condición normal!” En la búsqueda desesperada de remedios, Saci-devi hacía que su nuera se sentara al lado de Nimai, pero en Su profunda absorción espiritual, Él ni se percataba de su presencia. Permanecía recitando versos para atraer a Su Señor, o lloraba con vehemencia exclamando: “¡Oh Krsna! ¡Oh Mi Señor! ¿Dónde estás?” En ese estado de ánimo, a veces clamaba con tanta fuerza y pasión, que Su esposa Visnu-priya y Su madre Saci-devi atemorizadas corrían a esconderse. El sueño lo abandonó y pasaba las noches recordando el amor de Krsna, sumido en un profundo sentimiento de separación.

POR LAS MAÑANAS

Por las mañanas, Nimai podía controlarse mejor y después de darse el baño ritual, acudía a impartir Sus clases. Pero nuevamente sólo podía pensar y hablar acerca de Krsna, el Señor de Su vida. Hablaba extensamente de la grandeza del amor por Krsna y la excelencia del servicio amoroso a Él. Después de esas largas disertaciones, a veces tomaba conciencia de lo que estaba sucediendo y preguntaba a Sus estudiantes: “¿De qué les he estado hablando?” Los estudiantes contestaban que no habían comprendido nada, pero que principal y continuamente hablaba de Krsna. Nimai sonreía y les proponía ir a nadar al Ganges. Cuando regresaba, saci-devi le preguntaba: “¿Qué enseñaste hoy hijo mío?” A lo que Nimai respondía: “Hoy sólo leí los santos nombres de Krsna”. Entonces explicaba a Su madre que el canto de los santos nombres de Krsna era la única religión verdaderamente eterna y el único sendero espiritual que rápidamente otorga el amor por Dios.

REPENTINAMENTE ENLOQUECIÓ POR CAUSA DEL ÉXTASIS ESPIRITUAL

Un día, mientras impartía Sus clases, Nimai repentinamente escuchó a un vecino y amigo de Su padre, de nombre Ratnagarbha Acarya, recitar un verso. De inmediato cayó en un éxtasis de amor y comenzó a rodar por el suelo. Una y otra vez le pedía a Ratnagarbha Acarya que continuara leyendo. Las lágrimas manaban de Sus ojos humedeciendo la tierra, Su cuerpo temblaba y Sus vellos se erizaron. No obstante, Gadadhara Pandita impidió que Ratnagarbha continuara leyendo los versos. Cuando Nimai recuperó la normalidad, preguntó a todos: “¿Qué hice? ¿Qué sucedió?” Los devotos contestaron con evasivas, y junto a Él se dirigieron al Ganges para darse un baño. De todos modos, Nimai continuó impartiendo clases a Sus alumnos. Otro día, comenzaba a explicar las raíces de los verbos, cuando repentinamente enloqueció por causa del éxtasis espiritual y empezó a hablar acerca de Krsna. Al recuperar el sentido, preguntó a los estudiantes qué había estado enseñando. Ellos le contaron todo, incluso lo que había pasado el día anterior, cuando se desmayó al escuchar el verso del Srimad Bhagavatam recitado por Ratnagarbha. Los estudiantes continuaron: “Durante los últimos diez días no has impartido lección alguna”. Nimai inquirió: “¿Por qué no me lo habían dicho?” Los estudiantes le dieron una respuesta muy cortés y respetuosa. Nimai decidió entonces revelar Su mente a los estudiantes. Él relató: “Continuamente veo a un joven de color oscuro llamado Krsna, tocando Su flauta. Ininterrumpidamente escucho el nombre de Krsna en Mi mente. Todo en este mundo se presenta ante Mí como Krsna. A partir de hoy no daré más clases, así que pueden buscarse otro profesor”. Con lágrimas en los ojos, Nimai recogió Sus libros y cerró Su escuela. Sin embargo, antes de separarse de Sus estudiantes, les enseñó Sankirtana, el canto de los santos nombres de Krsna, repitiendo el siguiente verso:

Hari Haraye Namah Krsna Yadavaya Namah Gopala Govinda Rama Sri Madhusudana
ADVAITA ACARYA

Los devotos de Navadvipa enviaron las nuevas acerca del cambio en el comportamiento de Nimai al gran devoto Advaita Acarya de Santi-pura. Advaita Acarya reveló que la noche anterior Krsna se le apareció en sueños diciéndole: “Tu adoración y súplicas sinceras han tenido éxito. Tus deseos han sido complacidos, ya que el Señor en persona
difundirá ahora el canto de los santos nombres de Krsna por doquier”. Advaita Acarya expresó: “Entonces vi al joven Nimai, pero no pude comprender el misterio. Cuando Nimai era pequeño, solía venir a mi casa en busca de Su hermano. A menudo le bendije con devoción por Krsna, pero si en realidad es el Señor, sin duda alguna vendrá a mi casa”.

NIMAI LES ACONSEJÓ REALIZAR SANKIRTANA

Nimai se había vuelto extremadamente manso y humilde. Se inclinaba ante Srivasa Pandita y los otros devotos, cada vez que se encontraba con ellos. Los devotos también le bendecían deseándole que se convirtiera en un gran devoto de Krsna. Estas bendiciones complacían a Nimai de tal manera, que caía a sus pies lleno de gratitud. En ocasiones, solía lavarles sus ropas, los ayudaba en la ejecución de sus rituales religiosos, o llevando hasta sus hogares los ingredientes que habían comprado para la adoración. Los devotos protestaban enérgicamente contra estos servicios que Nimai les ofrecía, pero Él se sentía sumamente feliz de servirles. Los devotos entonces se aproximaron a Nimai y le pusieron al tanto de la situación que ellos enfrentaban en Navadvipa. Afirmaban que, con excepción de unas pocas personas, la mayoría de una u otra manera, era contraria al concepto acerca de Krsna. Nimai les aconsejó realizar Sankirtana, cantar los santos nombres de Krsna en congregación. Él dijo: “Eso hará que Krsna personalmente venga a Navadvipa y la transforme en un cielo espiritual”.

“¡LOS DESTRUIRÉ A TODOS, PORQUE YO SOY ÉL!”

Nimai se enojó mucho cuando escuchó que los devotos eran insultados por otras personas, y exclamó: “¡Los destruiré a todos, porque Yo soy Él!” Saci-devi estaba muy asustada porque Nimai, bajo el influjo de esa locura amorosa, a veces subía a un árbol y repentinamente caía al piso con los ojos cerrados. Solía rechinar Sus dientes originando ruidos espantosos. También daba saltos mortales y rodaba continuamente por el suelo. En Su éxtasis, a veces se abalanzaba sobre la gente en la calle, y ellos, sin comprender lo que sucedía, huían de Él como si fuese un demente. Los devotos mayores aconsejaron a Saci-devi que atara a Nimai y le administrara los remedios apropiados. Muchas medicinas le fueron recomendadas, pero ella no podía decidir cuál era la mejor, de modo que fue a la casa de Srivasa Pandita para pedir su consejo. Un día después, Srivasa Pandita visitó a Nimai, y al verle exhibiendo esos asombrosos síntomas de amor por Dios, también cayó en un éxtasis de amor
divino. Más tarde, Srivasa Pandita informó a Nimai y a Saci-devi que tales síntomas no correspondían a una enfermedad sino a la manifestación externa de Su intenso amor por el Señor Krsna. Nimai se sintió muy satisfecho con la respuesta de Srivasa Pandita, especialmente al saber que no estaba loco. Saci-devi también se sintió muy complacida con la noticia de que su hijo no padecía enfermedad alguna.