AL. 09. SURGE NITYANANDA

UN ÉXTASIS AMOROSO

Cierta vez, Nimai y Gadadhara Pandita fueron a ver a Advaita Acarya. A su llegada, encontraron a Advaita Acarya cantando en alta voz los dulces santos nombres de Krsna. Al escuchar el sagrado canto, Nimai de inmediato cayó en un éxtasis amoroso. Advaita Acarya le reconoció al instante como el eterno Señor y el Maestro Supremo, y comenzó a cantar este maravilloso verso del sagrado Visnu Purana: namo brahmanya-devaya go-brahmana-hitaya ca jagad-dhitaya krsnaya govindaya namo namah “Una y otra vez ofrezco mis reverencias al Supremo Señor Krsna, quien es sumamente querido y perennemente adorado por los devotos más excelsos. Él siempre se ocupa intensamente de proteger a las vacas sagradas, a los devotos y al universo entero. Muy magnánimamente, Él da placer a todos”.

SU FAMOSO MOVIMIENTO DE SANKIRTANA

Después de recitar este verso, Advaita Acarya derramó lágrimas de gozo y amor, y ofreció sus reverencias a Nimai, quien era mucho más joven que él. Gadahara Pandita protestó en tono jocoso, pero Advaita Acarya dijo: “¡Mi querido Gadadhara, en pocos días seguramente conocerás la verdadera identidad de este joven!” Mientras tanto, Nimai volvió a la normalidad y se postró ante Advaita Acarya implorando sus bendiciones. Advaita Acarya contestó: “Todos los devotos están ansiosos por conocerte, y junto a Ti dar inicio al canto de los santos nombres de Krsna en congregación”. Así, Nimai inauguró en toda Nadia Su famoso movimiento de Sankirtana, el canto de los santos nombres del Señor, comenzando en Su propia casa. Una vez más, Saci-devi se inquietó por el comportamiento de Nimai, y pidió a Gadadhara Pandita que permaneciera con Él constantemente. Pasaron muchas noches cantando bienaventuradamente y danzando en éxtasis en las casas de Srivasa Pandita y Candrasekhara. Los vecinos se enojaron y culparon a Nimai por ocasionar disturbios durante la noche. Ellos replicaban: “¿Acaso la oración silenciosa no genera también el progreso espiritual? ¿Es absolutamente necesario cantar en voz alta toda la noche para alcanzar el logro espiritual más elevado?”.

SURGIERON RUMORES

Por ese entonces surgieron rumores de que los soldados arrestarían a los devotos que cantasen los santos nombres del Señor en público. Los devotos se preocuparon muy poco, pero Srivasa Pandita, quien era muy ingenuo, lo creyó y se asustó sobremanera. Nimai pudo captar lo que Srivasa estaba pensando, así que fue directamente hasta su casa y le pidió que saliera. En ese momento, Srivasa estaba adorando al Señor Nrsimha-deva, y según las reglas, no podía interrumpir su adoración antes de concluirla. Enojado, Nimai comenzó a dar patadas a la puerta, gritándole a Srivasa: “¡Oh Srivasa! ¿A quién estás adorando? ¿No te das cuenta de que tu Deidad está frente a ti?” Srivasa Pandita se volvió y vio a Nimai con cuatro brazos, sentado en una postura particular denominada Virasana, con la caracola, el disco, el mazo y el loto en Sus divinas manos. Nimai declaró entonces ante todos los presentes que Él era el Señor Supremo y que había aparecido en respuesta a las oraciones de Advaita Acarya. Srivasa Pandita reconoció Su divinidad y comenzó a recitar varios versos de alabanza extraídos del sagrado Srimad Bhagavatam. Con el consentimiento de Nimai, Srivasa llamó de inmediato a su familia para que contemplara Su divina forma. Toda la familia de Srivasa adoró a Nimai con los artículos destinados para la adoración al Señor Visnu. Entonces Nimai le dijo a Srivasa: “¡No debes temer al Sultán ni a sus soldados!”, y le prometió que si los soldados venían a Navadvipa, Él sería el primero en enfrentarles. Nimai se despidió de Srivasa suplicándole que no revelara a nadie estos sucesos.

“¡YO SOY ÉL! ¡YO SOY ÉL!”

En ocasiones, cuando Nimai caía en éxtasis, solía decir: “¡Yo soy Él! ¡Yo soy Él!” Una vez fue a la casa de Murari Gupta, e inmerso en Su éxtasis se presentó ante él como la encarnación de Varaha. De esa forma, Nimai visitó a todos Sus devotos, y de conformidad con sus respectivas naturalezas internas de servicio, les reveló Su verdadera identidad como la fuente de todas las manifestaciones divinas. Pronto todos los devotos abandonaron sus temores y comenzaron a cantar el santo nombre de Krsna por todo el Distrito de Nadia.
En aquel tiempo, Nityananda Prabhu se enteró de la aparición de Su Señor y fue a Navadvipa. Casi todos los días, Nimai solía vaticinar: “¡Una gran personalidad está en camino! ¡Pronto llegará un gran devoto! Su aparición incrementará y enaltecerá grandemente el éxtasis del canto de los santos nombres de Krsna”. Nityananda Prabhu se hospedó en la casa de Nandana Acarya. Un día, Nimai fue
allí para encontrarse con Él. Nadie más pudo reconocerle, porque era un monje Avadhuta. En ese encuentro, y a primera vista, Nityananda Prabhu quedó plenamente convencido de que Nimai era Su eterno Amo y Señor. Nimai le pidió entonces a Srivasa que leyera algún verso del sagrado libro Srimad Bhagavatam. Repentinamente Nityananda Prabhu cayó en éxtasis y experimentó un profundo arrobamiento devocional. Srivasa continuó leyendo y Nityananda Prabhu retornó a la normalidad después de algún tiempo.

NITYANANDA PRABHU SE UNIÓ AL GRUPO DE SANKIRTANA

Cuando Nityananda Prabhu se unió al grupo de Sankirtana de Nimai, todos rugieron en éxtasis. Sintieron que ahora el grupo estaba completo y fueron inspirados de manera especial para difundir los santos nombres de Krsna por todos los pueblos y aldeas. Nityananda Prabhu se convirtió en el seguidor principal de Nimai. Al día siguiente, Nityananda Prabhu escogió la casa de Srivasa Pandita para realizar Vyasa-puja, la adoración a Srila Vyasa-deva como el maestro espiritual. Todos los devotos, encabezados por Nityananda Prabhu, se dirigieron a la casa de Srivasa, pero las puertas estaban cerradas y no pudieron entrar. Nimai se manifestó entonces como Balarama, el hermano mayor de Krsna. Cuando todos se marcharon, Nityananda, quien es un Sannyasi Avadhuta, rompió su vara y arrojó su recipiente para el agua. Un día después, todos los devotos se reunieron en la casa de Srivasa Pandita para realizar la ceremonia de Vyasa-puja. Nityananda Prabhu era el sacerdote principal. Sin embargo, en vez de adorar a Sri Vyasa-deva comenzó a adorar a Nimai, quien en ese momento manifestó Su forma de Visnu con seis brazos, sosteniendo la caracola, el disco, el mazo, la flor de loto, el arado y el pisón. Al ver esta forma tan sorprendentemente bella y encantadora de Nimai, Nityananda Prabhu cayó en éxtasis. Nimai revivió con presteza a Nityananda Prabhu y le explicó la exquisita naturaleza de la relación eterna que existe entre Ellos. Cuando la adoración concluyó, todos cantaron bienaventuradamente y en alta voz los santos nombres de Krsna, mientras Nimai y Nityananda Prabhu danzaban en éxtasis. En ese momento, Saci-devi sintió que ambos eran sus hijos muy queridos.

LA GAUDIYA SAMPRADAYA

Nimai fue aceptado como el líder de un gran grupo que más adelante se dio a conocer como la Gaudiya Sampradaya. El grupo de Sankirtana creció hasta colmar el patio de la casa de Srivasa Pandita. Un día en que Nimai estaba pletórico de amor por Krsna, le ordenó a Rama, el hermano menor de Srivasa Pandita, ir en busca de Advaita Acarya, el único que no se había unido formalmente al grupo de Sankirtana dirigido por Nimai. Cuando Rama llegó, Advaita Acarya comprendió de inmediato la razón por la cual se le estaba llamando y se sintió muy feliz de que por fin sus oraciones habían sido plenamente complacidas. Advaita Acarya expresó: “Rama, tu hermano Srivasa indudablemente sabe lo que es mejor; pero dime, ¿en cuál Escritura se dice que una encarnación aparecerá en Navadvipa?” Rama argumentó: “Advaita Acarya, tus largos años de plegarias y esperanzas han fructificado. Ahora Él ha hecho Su aparición en Navadvipa para distribuir el amor por Dios. Por favor, tú y tu familia deben venir conmigo y traer todos los artículos necesarios para adorarle. Esa es la instrucción del Maestro”. Rama continuó: “Nityananda Prabhu, quien es la personificación del Maestro en otro cuerpo, también ha llegado. Nityananda es tu amigo y hemos de verles juntos, danzando bienaventuradamente mientras cantan los poderosamente unificadores santos nombres de Krsna”.

ADVAITA ACARYA Y SU FAMILIA DESBORDARON DE FELICIDAD

Advaita Acarya y su familia desbordaron de felicidad. Él contestó: “Rama, iré contigo, pero sólo le reconoceré como mi eterno Maestro, y Señor de mi corazón, si coloca Sus pies dorados sobre mi cabeza”. Advaita Acarya emprendió el camino con su familia, llevando consigo todos los enseres para la adoración, tales como incienso, esencias fragantes, guirnaldas, vestimentas, alcanfor, leche, cuajada, nata, especias dulces y otros artículos. Más tarde, cuando iban en camino, Advaita Acarya le pidió a Rama que informara a todos los devotos que él se había negado a ir. Mientras tanto, Nimäi se trasladó a la casa de Srivasa Pandita, donde los devotos se congregaron para cantar los santos nombres. Allí, repentinamente exclamó: “¡Advaita está en camino! ¡Advaita ha llegado!” Luego agregó: “Advaita desea ver Mi magnificencia”. En esos instantes, Nityananda Prabhu sostenía una sombrilla abierta sobre la cabeza de Nimai; Gadadhara llevaba diferentes artículos para la ceremonia, y muchos devotos comenzaron a ofrecer diversos tipos de adoración. Rama llegó y entró en la casa, pero antes de que pudiese pronunciar palabra, Nimai dijo: “¡Advaita está en la casa de Nandana Acarya y te ha enviado para probarme!
¡Ve de inmediato y tráelo ante Mí!” Rama fue corriendo y Advaita Acarya vino con su familia, orando fervientemente durante todo el camino.

TUS ORACIONES Y TUS CLAMORES

Cuando se acercó a Nimai, Advaita Acarya recitó un largo verso glorificándole. Nimai le dijo entonces: “Yo estaba descansando en el Océano Lácteo, pero tus oraciones y tus clamores me indujeron a descender sobre esta Tierra para erradicar las miserias de la humanidad. Debido a tus compasivas oraciones, los devotos ya han nacido aquí y están listos para distribuir los santos nombres”. Advaita Acarya contestó: “Hoy todos mis deseos han sido plenamente satisfechos. Siento que el propósito de mi nacimiento en este mundo ha obtenido su éxito más elevado. Tu divina aparición no ha sido motivada por el poder de mis oraciones, sino por Tu amor y magnanimidad hacia las almas perdidas y exhaustas de este mundo. Sólo Tú, con el néctar de Tu advenimiento, puedes salvar a todas las naciones de los abismos de la nesciencia”. Acto seguido, Advaita Acarya se dispuso a adorar a Nimai con gran felicidad, y mientras llevaba a cabo su adoración, Nimai colocó Sus dorados pies sobre la cabeza de Advaita Acarya, demostrando así que era Su eterno Señor. Clamores de alegría resonaron entre los devotos presentes, a la vez que los íntimos deseos de Advaita eran colmados plenamente. Después, Nimai le dijo a Advaita que pidiese una gracia, pero Advaita Acarya no sentía necesidad de pedir nada, especialmente después de ver al bello Nimai. Nimai insistió una y otra vez para que Advaita le pidiese algún favor. Advaita Acarya accedió entonces lleno de felicidad: “Prométeme que vas a distribuir Tu amor por Krsna libremente a todos, sin discriminación de sexo, casta o educación. ¡Qué incluso los más desdichados de este mundo danzarán regocijados con Tu nombre en sus labios!” Nimai muy complacido aceptó la petición de Advaita Acarya y le bendijo generosamente.

NIMAI EXPERIMENTABA TRES SENTIMIENTOS TRASCENDENTALES DIFERENTES

Ahora el grupo de Sus seguidores principales, se reunía todas las noches con Nimai para realizar Sankirtana en la casa de Srivasa o en la de Candrasekhara.
Durante esta etapa, Nimai experimentaba tres sentimientos trascendentales diferentes. En uno, se sentía privado de Su amado Krsna, y el sentimiento de la separación le afligía profundamente. Enotro, nadaba en un océano de éxtasis como si acabara de encontrarse con Krsna, el Señor de Su vida, y en el tercero, manifestaba que era Krsna en persona. Cuando no estaba sumergido en una de estas modalidades, parecía una persona común y corriente. Lo que le diferenciaba totalmente de otras personas era Su abundante compasión y el irresistible deseo de distribuir generosamente amor por Dios. Casi siempre se veía afligido por las agonías del amor en separación de Krsna y a veces se derrumbaba por completo debido a lo extremo de esa agonía. Por el profundo dolor que experimentaba en la separación de Su Señor, los devotos temían que Su corazón se rompiera en mil pedazos y que abandonara la vida al instante si no se reunía con Krsna. Esa agonía de amor que padecía en separación de Krsna a menudo le hacía perder el conocimiento. En ocasiones, apretaba tanto Sus dientes que nadie podía abrir Su boca. Otras veces parecía muerto, sin señal alguna de aliento vital ni latidos. En esos estados anímicos repetía constantemente: “¡Ahí está Mi Señor! ¡Allí está! ¡Helo allí! ¡Él es todo para Mí!” Otras veces se desmayaba y caía pesadamente sobre el suelo. Ocasionalmente, entraba en un gran éxtasis como si Krsna estuviese a Su lado, y reía lleno de gozo. En esos momentos, Su éxtasis no tenía límites. No existen palabras para expresar esas experiencias bienaventuradas. Con sumo deleite y creciente agitación, comenzaba a danzar como un demente. Sus ojos constantemente derramaban lágrimas que como torrentes de lluvia caían desde Sus mejillas hasta Su pecho. Sus lágrimas bañaban la tierra. Cuando danzaba en medio de ese excelso éxtasis de amor en unión con Su amado, parecía como si todo el universo danzara con Él para Su máximo deleite. De repente exclamaba: “¡Allí está el Señor de Mi vida! ¡Él ha venido!” Repetía estas palabras una y otra vez hasta quedar inconsciente.

¿ME HE COMPORTADO DE MANERA INAPROPIADA?

En ocasiones, estos sentimientos trascendentales perduraban por poco tiempo, y en otras, se extendían durante más de veintiún horas. Cuando finalmente le despertaban, después de permanecer absorto en esos éxtasis de amor, Él preguntaba: “¿Me he comportado de manera inapropiada?” Sin embargo, los devotos jamás le revelaban lo que Él solía decir o hacer mientras experimentaba esos sentimientos internos. A veces se comportaba como el Señor Supremo, y después de esas experiencias tan intensas, permanecía inconsciente durante largo tiempo. Cuando despertaba de Su profundo arrobamiento, solía sentarse en el trono preparado para el Señor Visnu, de una manera tan natural como si fuese Su propio asiento.
Por lo general, Él inclinaba Su cabeza ante el trono de Visnu, pero en tales ocasiones se sentaba en él y hablaba con todos los devotos allí congregados. Cierta vez, en la casa de Srivasa Pandita, Nimai Se sentó en el trono de Visnu durante más de veintiún horas y habló a muchos hombres y mujeres de la manera más natural. En aquella ocasión, una extraordinaria refulgencia nunca vista emanaba de Su cuerpo dorado, iluminando toda la casa. Después de Su éxtasis, el resplandor permaneció en la casa durante más de dos semanas. Era placenteramente refrescante como el de numerosas lunas que refulgen simultáneamente, y a la vez ardiente como el calor que irradian muchos soles. Antes del baño ritual, Gadadhara Pandita, el devoto exclusivo de Nimai, ungió Su sagrado cuerpo con pasta de sándalo y aceites fragantes. También adornó Su cuerpo dorado con guirnaldas y otras decoraciones florales. Nityananda Prabhu sostuvo una sombrilla sobre la cabeza de Nimai, mientras Narahari le abanicaba con una Camara, un abanico hecho de cola de yak. El rostro sonriente de Nimai relucía lleno de compasión, derramando una lluvia de amor sobre todos los que presenciaban la ceremonia. Cuando miraba a alguien, Sus ojos rebosaban con tal amor y compasión, que esa persona inmediatamente sentía Su abrazo en el corazón. Ante la presencia de Nimai todos experimentaban un océano de gozo.

NIMAI ACEPTABA TODAS LAS OFRENDAS

Algunos adoraban a Nimai mentalmente, ofreciendo su amor como si fueran flores. Otros recogían flores en los jardines cercanos y se las ofrecían amorosamente. Nimai se presentaba ante ellos en forma de amor condensado. Los devotos comenzaron a verle como la personificación del amor divino. De todas partes venían personas para conocerle, y cada una se ofrendaba en sus oraciones. Todos le adoraban a su manera, de conformidad con sus respectivos sentimientos. Todos se percataban de cuán dulce y magnánimo era Nimai. Algunos devotos traían variedades de frutas exóticas del mercado. Muchos otros hacían preparaciones dulces para ofrecerle. Movido por Su gracia infinita, Nimai aceptaba todas las ofrendas. En una oportunidad, se comió todos los alimentos que le prepararon dos mil personas. No había un solo devoto que no experimentara gran felicidad al ver en Nimai esas inexplicables y asombrosas modalidades.

UNA DULCE FRAGANCIA

Del cuerpo sagrado de Nimai normalmente emanaba una dulce fragancia, y Su belleza divina cautivaba a todos, ocasionando oleadas de gozo y amor extáticos. Las palabras que salían de Sus labios eran como dulces gotas de miel que a todos embelesaban. En una oportunidad, Nimai llamó a Srivasa Pandita y le reveló: “Una vez fuiste donde Devananda Pandita para escuchar una lectura del Srimad Bhagavatam. Allí te sumergiste en un éxtasis y te perdiste en él. Como nadie supo apreciarlo ni comprenderlo, fuiste arrojado fuera de la asamblea. Yo sentí cada uno de los golpes que recibió tu cuerpo”. Hasta ese momento el mencionado incidente, que aconteciera antes del nacimiento de Nimai, se había guardado en secreto. Srivasa Pandita comprendió entonces que Nimai era el Señor, porque ya tenía una visión interna de él.

CUANDO SRIDHARA MIRÓ A NIMAI

Después de esto, Nimai pidió que alguien fuese en busca del devoto Sridhara. Sridhara era un hombre muy pobre que se ganaba el sustento vendiendo las hojas y las cortezas del banano. La persona que fue por él pudo encontrarle fácilmente porque Sridhara permanecía cantando los santos nombres del Señor continuamente. Sridhara se sintió muy ansioso y feliz de saber que Nimai había enviado por él, así que acudió al instante y muy humildemente permaneció de pie frente a Nimai. Nimai le dijo entonces: “Todos los días, en el mercado de Navadvipa, suelo discutir y regatear contigo para que Me des tus hojas y cortezas de banano. Pero seguiré alimentándome utilizando las hojas que tú me proporcionas y comeré las cortezas del banano que tú te complaces en regalarme. Ahora acércate y mírame de frente”. Cuando Sridhara miró a Nimai, vio al Señor Narayana sosteniendo la caracola, el disco, el mazo y la flor de loto en Sus cuatro brazos. Sridhara, quien era analfabeto, recitó una oración de alabanza al Señor que nadie jamás había escuchado. Nimai le bendijo: “¡Oh Sridhara! ¡Tú eres muy pobre! Te ofrezco el reino de los tres mundos y los ocho poderes de los yoguis místicos”. Sridhara se negó a aceptar estas bendiciones. El Maestro inquirió otra vez: “Entonces, ¿qué deseas exactamente?” Sridhara contestó: “¡Qué quien solía arrebatarme de las manos las hojas de banano, sea mi eterno Señor en todos y cada uno de mis nacimientos futuros!” Esta oración de Sridhara levantó una profunda ovación en todos los devotos presentes, porque Sridhara prefería ser un esclavo a los pies de loto del Gran Maestro antes que obtener todos los poderes existentes en los tres mundos.