AL. 13. SRI CAITANYA TOMA SANNYASA

LA DIVINA MISIÓN DE NIMAI

A Su regreso de la morada del Kazi, Nimai se detuvo en el hogar del humilde Sridhara, y complacido aceptó agua en una taza de metal rota. La divina misión de Nimai progresaba rápidamente. Logró que la gente de Navadvipa cantara los santos nombres de Krsna y libró a todos del temor a la opresión. Su misión en Navadvipa había tenido mucho éxito y pensó que pronto debería abandonar esa ciudad. En una oportunidad, Nimai cayó bajo el influjo del amor por Dios tan intensamente que en éxtasis comenzó a repetir: “¡Gopi, Gopi!” Al escucharlo, un estudiante fastidioso se acercó a Él y le sugirió que repitiera el nombre de Krsna, puesto que no había mérito alguno en la repetición de “Gopi, Gopi”. El estudiante perturbó grandemente el sentimiento de Nimai, quien en Su profundo éxtasis amoroso se encontraba con Krsna en aquel instante. Nimai salió abruptamente de Su trance y se enojó sobremanera con el estudiante. Blandiendo un palo, corrió tras él para castigarle. El estudiante tuvo la fortuna de escapar. Los seguidores de Nimai le apaciguaron, pero el estudiante presentó una queja ante sus amigos. Pronto se organizó un grupo de oposición a Nimai. Cuando Nimai escuchó las malas noticias, reflexionó momentáneamente que no debió haber regresado de Gaya. Ahora, este último incidente reforzó Su temprana determinación de abandonar el hogar y convertirse en un monje. Nimai pensó que Su misión en este mundo era propagar los santos nombres de Krsna por todos los pueblos y las aldeas. Estaba seguro que de aceptar la orden de Sannyasa todos le dispensarían mayor respeto, porque la tradición era respetar a los monjes. También pensó que esto le facilitaría la tarea de difundir los santos nombres de Krsna.

NITYANANDA PRABHU FUE EL ÚNICO QUE PUDO COMPRENDER

Cierto día, mientras se encontraba con Sus seguidores, Nimai dijo: “Yo vine a dar la medicina que proporciona el más grande alivio, pero la enfermedad se ha vuelto todavía más aguda”. Al decir esto, Nimai rio a carcajadas. Nityananda Prabhu fue el único que pudo comprender el significado de Sus palabras. Llevando aparte a Nityananda Prabhu, Nimai le dijo: “Yo vine para librar de la condenación incluso a los más bajos entre los hombres, pero si incurren en ofensas en Mi contra, no habrá esperanzas de que ellos se eleven. Mañana rasuraré Mi cabeza y Me convertiré en un monje. Mendigaré a las puertas de aquellos que quisieron insultarme. Ellos caerán tendidos a Mis pies, y sólo así podré
salvarlos por completo. A un monje se le respeta universalmente y nadie lo insulta. Si tú quieres liberar a los hombres de este mundo, no trates de impedírmelo. No te aflijas, porque tú conoces la razón de Mi nacimiento”. Nityananda Prabhu sabía que era inevitable que Nimai aceptara los hábitos de un monje. Apesadumbrado, guardó silencio. Sabía que no podía desviar de la mente de Nimai esa determinación, pero pensando en Su madre Saci-devi, Nityananda Prabhu comenzó a llorar.

NIMAI PERMANECIÓ FIRME Y FUERTE EN SU DETERMINACIÓN

Nimai se dirigió entonces a la casa de Mukunda y le comunicó Su decisión. Como Su amigo y seguidor, Mukunda le rogó a Nimai permanecer un poco más entre ellos y continuar con Su grupo de Sankirtana. Sin embargo, había llegado el momento de distribuir generosamente el amor por Dios y el canto de los santos nombres de Krsna en todos los rincones. Nimai permaneció firme y fuerte en Su determinación. Luego visitó a Gadadhara Pandita y le dio las nuevas. Gadadhara protestó: “No tienes necesidad de convertirte en monje cuando existen tantos devotos que son padres de familia”. Ninguno de los devotos a quienes Nimai reveló Su decisión, pudieron influir en Él en lo más mínimo. De todos modos, Él les consoló diciendo que jamás abandonaría su compañía y que siempre tendrían la oportunidad de ir a reunirse con Él.

¡POR FAVOR NO TE LAMENTES POR MÍ!

Acto seguido, Nimai fue a Su casa para informar a Su madre Saci-devi. Al escuchar la noticia, ella prorrumpió en sollozos, y sus desgarradoras lamentaciones afectaron profundamente a Nimai. Su voz quedó ahogada por profundas emociones y permaneció en silencio durante largo tiempo. Finalmente pudo decirle a Su madre: “Tú has sido Mi madre en todas Mis encarnaciones pasadas. Cuando eras Prsni, Yo fui tu hijo. Cuando eras Aditi, Yo fui tu hijo. Cuando eras Devahuti, Yo fui tu hijo Kapiladeva. Cuando eras Kausalya, Yo fui tu hijo Rama, y cuando eras Devaki, Yo fui tu hijo Krsna. ¡Y te prometí que nacería como tu hijo en dos nacimientos más! ¡Por favor no te lamentes por Mí!”. Después de escuchar estas consoladoras palabras de Nimai, Saci-devi se apaciguó un poco. Nimai pasó unos días más en Navadvipa, en feliz Sankirtana con los devotos.El día antes de Su partida, le informó a Nityananda que al día siguiente iría a Katwa y recibiría iniciación de Kesava Bharati. Sólo cinco personas conocían Su decisión: Saci-devi, Gadadhara Pandita,
Brahmananda, Candrasekhara y Mukunda. Nimai pasó esa mañana haciendo Sankirtana con los devotos. Tomó Sus alimentos al mediodía como de costumbre, y en la tarde visitó el Ganges. Allí se postró ante el sagrado río y luego se sentó en sus orillas sumido en profunda reflexión. Cuando regresó a casa, pasó el resto de la noche conversando placenteramente con los devotos. Ninguno sospechaba que esa sería Su última noche en Navadvipa como Nimai. Los devotos le trajeron encantadoras guirnaldas que más tarde Él repartió entre ellos. Luego les pidió cantar siempre los santos nombres de Krsna, y que no hicieran nada sin antes invocar el auspicioso santo nombre de Krsna. Cuando los devotos ya se disponían a partir hacia sus hogares, llegó Sridhara, el vendedor de vegetales, con una calabaza. Nimai enseguida le pidió a Su madre que la cocinara, porque un regalo del humilde Sridhara no debía ser rechazado ni siquiera indirectamente. Más tarde, otro devoto trajo un poco de leche. Nimai rio por la coincidencia y le pidió a Su madre que cocinara la calabaza en leche dulce.

NIMAI ABANDONÓ SU HOGAR

Temprano una mañana en el año 1510, a la edad de veinticuatro años, Nimai abandonó Su hogar mientras Su esposa dormía. Saci-devi pasó toda la noche llorando y lamentándose. Nimai recogió los artículos que necesitaría y se dispuso a partir hacia Katwa. Gadadhara Pandita y Hari-dasa querían acompañarle, pero finalmente Él escogió a Nityananda Prabhu, a Candrasekhara y a Mukunda, para que le acompañaran. Cuando Nimai salía, Saci-devi estaba sentada en la puerta, llorando. Él afectuosamente tomó la mano de Su madre entre las Suyas y le dijo: “Madre, tú me has criado y educado. Siempre procuraste mi bienestar sin pensar en ti ni siquiera por un momento. Lo que tú has hecho por Mí, Yo no podría retribuirlo ni en millones de nacimientos. Así pues, permaneceré por siempre endeudado contigo. Es la voluntad del Señor y nadie tiene el poder de ser independiente, porque Su dulce voluntad es la que nos une y nos separa, ¿quién podría sondear la profundidad y la fuerza de Su omnipotente voluntad? No importa mucho que Yo me vaya hoy o dentro de diez días. En ésta y en tus próximas vidas, Yo seré responsable de ti”. Luego, Nimai abrazó a Su madre y le aseguró una y otra vez: “Seré responsable de ti eternamente”. Ambos se abrazaron y lloraron durante algún tiempo. Después de recoger el sagrado polvo de los pies de Su madre, Nimai caminó con reverencia a su alrededor, y luego partió hacia Katwa.
Saci-devi permaneció allí sentada, confusa y con el corazón agonizante, mientras veía cómo la figura de Nimai, el único hijo que le quedaba, se desvanecía. Más tarde en la mañana, cuando los devotos llegaron para ofrecer sus respetos a Nimai después de bañarse en el Ganges, vieron a Saci-devi sentada en la puerta, sollozando. Srivasa Pandita dijo: “Madre, ¿por qué permaneces sentada ahí, en la entrada? ¿Por qué no hablas? ¿Por qué sólo lágrimas brotan de tus ojos?” Saci-devi describió brevemente lo que había sucedido. Las noticias se esparcieron raudamente por el pueblo de Navadvipa. El pueblo se llenó de lamentos desgarradores. Mientras tanto, Nimai y Sus compañeros se dispusieron a cruzar el Ganges para ir a Katwa. Nimai saltó al Ganges cantando: “¡Krsna, Krsna! ¡Por favor ayúdame a alcanzar Mis metas!”, y cruzó a nado las crecidas aguas del Ganges. Cuando llegó a Katwa, se postró con gran éxtasis frente a Kesava Bharati e imploró que le iniciara como monje para poder ver pronto a Su amado Krsna.

NIMAI CONTINUÓ IMPLORANDO SU INICIACIÓN

Kesava Bharati titubeaba porque el joven tenía apenas veinticuatro años de edad, una anciana madre en el hogar, y estaba recién casado con una bella joven. Con ojos arrasados por las lágrimas, Nimai continuó implorando Su iniciación. Al ver el intenso anhelo de Nimai, Kesava Bharati consintió: “¡Puedo percibir en Ti un poder divino! Tú eres el preceptor de todo el universo y nadie está calificado para ser Tu Guru. Sin embargo, me has escogido como Tu Guru para preservar el alto ideal de aceptar un maestro espiritual”. Kesava Bharati comprendió que sólo era un instrumento en las manos de Nimai, quien podía hacer lo que quisiera a través de él. Nimai le dijo a Kesava Bharati que había recibido el Mantra en un sueño y que lo repetiría en sus oídos para saber si era o no el Mantra apropiado. Nimai hizo que rasuraran Su cabeza, pero cuando estaba a medio afeitar se levantó y comenzó a cantar los santos nombres de Krsna, mientras danzaba en éxtasis pleno. Cuando el barbero terminó de rasurar Sus hermosos rizos negros, prometió que jamás volvería a ejercer ese oficio. Prefería vivir mendigando, porque esa iba a ser la última vez que ofrecía sus servicios como barbero. Más adelante comenzó a hacer dulces y a venderlos.
Miles de personas se sintieron sumamente desdichadas al ver que Nimai había sacrificado los rizos de Su hermosa y brillante cabellera. En el momento de la iniciación, se le otorgó a Nimai el nombre de Krsna Caitanya, denotando así Su misión en la vida: despertar Caitanya, la conciencia de Krsna, en todas las entidades vivientes.