ML. 02. VIAJE A JAGANNATHA PURI

TAN PRONTO COMO PARTIÓ HACIA PURI-DHAMA

El Gran Maestro Sri Caitanya iba acompañado de Nityananda Prabhu, Gadadhara Pandita, Damodara Pandita, Brahmananda, Mukunda y Jagadananda. Tan pronto como partió hacia Puri-dhama, todos los devotos, amigos y familiares de Sri Caitanya, sumidos en el más lacerante dolor, lloraron amargamente, experimentando el más profundo sentimiento de separación. Sus corazones se hicieron añicos. Sin embargo, las palabras, los pensamientos, y el dulce recuerdo de su bello y dorado Nimai, quedaron grabados en lo más profundo de sus corazones. Los clamores por causa de la separación se elevaron pesadamente por doquier, pero Sri Caitanya pronto desapareció de su vista. Llorando y sollozando continuamente, Advaita Acarya siguió a Sri Caitanya un largo trecho por el sendero que conducía a Puri. Sri Caitanya se volvió hacia él y le imploró con las manos juntas: “¡Debes regresar e intentar darle consuelo a Mi madre! ¡Debes cuidar del Sankirtana, el canto de los santos nombres en congregación! ¡Si tú también lloras y me afliges, será mi desgracia!” Entonces abrazó a Advaita Acarya y continuó su travesía hacia Puri. En el camino hacia Puri, el Gran Maestro Sri Caitanya preguntó a Sus acompañantes si habían traído provisiones para el viaje y Se sintió muy feliz de saber que dependían totalmente del Señor Supremo. Sri Caitanya se detuvo por primera vez en Atisara, donde pasaron la noche entera cantando y danzando en alabanza al Señor Krsna. Allí se hospedaron en la casa de Ananta Pandita. Sri Caitanya prosiguió luego hasta Chattrabhoga, donde el río Ganges se divide en cien cauces diferentes. Se dice que en este lugar, después de ver cómo el Ganges se dividía, el Señor Siva se convirtió en agua. Al ver a la Deidad del Señor Siva en el templo Ambulinga, Sri Caitanya comenzó a danzar en tal éxtasis, que después de algún tiempo se desmayó y cayó al suelo. Sri Nityananda Prabhu le cuidó hasta que regresó a la normalidad. Allí, el Gran Maestro Sri Caitanya comenzó a llorar por el Señor Jagannatha. Él inquiría continuamente: “¿Cuán lejos está Mi Jagannatha? ¿Cuándo podré verle?”.

MUKUNDA DE SÚBITO ESTALLÓ EN ÉXTASIS

En aquellos días, los viajes a Puri no eran muy seguros y representaban un problema. Ramacandra Khan, el jefe de la administración local, le advirtió a Sri Caitanya acerca de la guerra que se libraba con Orissa y precisó: “Podría resultar muy difícil y peligroso cruzar la frontera. También debes tener cuidado con los malhechores y ladrones”. De todos modos, Ramacandra Khan hizo las gestiones necesarias para que cruzaran el río a salvo. Mientras lo atravesaban, Mukunda de súbito estalló en éxtasis y comenzó a cantar en voz alta los santos nombres de Krsna. Los barqueros se atemorizaron y pidieron a Mukunda que dejase de cantar, ya que el sonido podría llamar la atención de los ladrones. Sri Caitanya aseguró a los asustados barqueros: “¡Nada puede impedir o detener la entonación de los santos nombres de Krsna, y los devotos del Señor jamás temen a nada de este mundo! ¡Ahora prosigan sin miedo!” Los barqueros continuaron en dirección a Orissa. Todos cantaron los santos nombres para glorificar a Krsna con amor y devoción. Sri Caitanya y los devotos llegaron a Orissa sanos y salvos. Los barqueros quedaron sorprendidos y atónitos porque habían hecho el viaje a Orissa sin contratiempos ni problemas con ladrones, por un sendero sumamente peligroso donde los dos estados guerreaban entre sí.

EL SÍNTOMA DE LA COMPLETA DEPENDENCIA EN EL SEÑOR

La frontera de Orissa comenzaba en Prayaga-ghata. Tan pronto como llegaron allí, el Gran Maestro colocó Sus pies sobre el suelo y rindió homenaje a Orissa, la tierra del Señor Jagannatha, postrándose respetuosamente en ella. Luego ofreció reverencias ante la Deidad del Señor Mahesa, en el templo del Señor Siva en Prayaga. Se dice que este templo de Mahesa, fue construido por el Rey Yudhistira durante su exilio en el bosque. Sri Caitanya se encaminó entonces hacia las aldeas cercanas para implorar caridad, puesto que era Su deber como monje mendigar Su sustento. Éste es el síntoma de la completa dependencia en el Señor. Poco después regresó con alimentos suficientes para todo el grupo. Jagadananda preparó un delicioso festín que causó el deleite de todos. Pasaron la noche en Prayaga-ghata, en el Templo del Señor Mahesa, cantando los santos nombres y narrando los pasatiempos de su amado Señor Krsna.

REINICIARON LA TRAVESÍA A PURI

Temprano, la mañana siguiente, reiniciaron la travesía a Puri. En el camino, Sri Caitanya una vez más comenzó a llorar con vehemencia por el Señor Jagannatha, y exclamaba sin cesar: “¡Cuán lejos está Mi Señor Jagannatha! ¿Cuándo podré reunirme con Él?” Más adelante se encontraron con un recaudador de impuestos que demandó el pago de peaje para su rey. Puesto que Sri Caitanya y los devotos no llevaban consigo dinero alguno, no pudieron pagarlo. El recaudador decidió mantenerlos bajo custodia hasta que pagasen el impuesto establecido. El Gran Maestro Sri Caitanya dijo al oficial: “Yo estoy solo en este mundo. No tengo compañeros y no poseo nada. Por lo tanto me debes dejar en libertad”. Al escuchar estas palabras de Sri Caitanya, el colector de impuestos sintió compasión por Él y lo liberó, pero los demás devotos continuaron retenidos. Después de alejarse algunos pasos de la estación de peaje, el Gran Maestro se sentó en el suelo y comenzó a llorar lastimera y profusamente por Sus compañeros. Torrentes de lágrimas manaron de Sus adorables ojos de loto. Al ver tal intensidad amorosa, el colector de impuestos se maravilló y de inmediato comprendió que Sri Caitanya no era una persona ordinaria, sino un ser divino. El oficial inquirió a los compañeros de Sri Caitanya: “¿Quién es esa persona de apariencia tan divina?”. “¡No es otro que el Supremo Señor Krsna en persona! Su nombre es Sri Krsna Caitanya y nosotros somos sus sirvientes”, contestaron los devotos. Al ver semejante empatía amorosa entre Sri Caitanya y Sus acompañantes, el recaudador los liberó al instante sin demandar el pago de impuestos.

UNA ALDEA LLAMADA BANSDAHA

A continuación el Gran Maestro Sri Caitanya y Sus devotos llegaron a una aldea llamada Bansdaha, donde se adoraba a Jalesvara Siva en un templo. La gente de esta aldea insistió para que Sri Caitanya bebiera del vino que se ofrecía a su dios. Cuando Sri Caitanya se enteró de sus costumbres y prácticas nocivas, permaneció allí durante algún tiempo y explicó en detalle acerca de los diversos aspectos del Rasa espiritual, nuestra relación eterna con el Señor Supremo. El Gran Maestro Sri Caitanya comenzó a cantar los santos nombres del Señor Krsna a los aldeanos, y éstos ya no volvieron a invitar a Sri Caitanya ni a insistir para que participase en su festival de beber vino. Después de dejar Bansdaha, los peregrinos llegaron a Remuna, cerca de Balasore, donde se adora la Deidad de Ksira-cora Gopinatha. Allí, mientras Sri Caitanya se postraba ante la Deidad de Gopinatha, la corona de flores que adornaba Su cabeza cayó justo sobre la cabeza del Gran Maestro. Ese inconcebible acontecimiento, sin precedente alguno, se propagó por todo Remuna. Los devotos de Gopinatha que lo presenciaron se sintieron perplejos y no podían creer lo que habían visto con sus propios ojos. Por consiguiente, empezaron a preguntarse quién era realmente ese monje tan joven.