AnL. 10. PUNDARIKA VIDYANIDHI

RI CAITANYA LE DIO TRES CONSEJOS:

Algún tiempo después llegó Raghunatha Bhatta a la ciudad de Puri. Él era el hijo de Tapana Misra, el anfitrión del Gran Maestro en Varanasi. Sri Caitanya le recibió cordialmente y dispuso todo lo necesario para su permanencia en Puri, luego lo presentó a Svarupa Damodara y a Sus otros compañeros. Raghunatha Bhatta era un cocinero excelente, y el Gran Maestro saboreaba con inusitado placer todo lo que él cocinaba. Raghunatha Bhatta permaneció ocho meses con el Maestro, y luego regresó a Varanasi. Antes de su partida, Sri Caitanya le dio tres consejos: “No te cases nunca, sirve a tus ancianos padres, y estudia el Srimad Bhagavatam bajo la guía de un devoto”. Durante los próximos cuatro años, Raghunatha Bhatta permaneció en Varanasi estudiando el Srimad Bhagavatam en la asociación de los devotos eruditos. Cuando sus padres fallecieron, él fue a Puri una vez más, y permaneció con Sri Caitanya durante otros ocho meses. Entonces el Maestro le instruyó: “Ve a Vraja-Vrndavana y permanece allí con Rupa y Sanatana. Canta siempre los santos nombres de Krsna y medita en los pasatiempos del Señor, mediante el estudio del Srimad Bhagavatam. Si así lo haces, sin duda alguna Krsna derramará Su misericordia sobre ti”.

UN DÍA, SRI CAITANYA DANZABA SOLO

El Rey Prataparudra albergaba el deseo de ver a Sri Caitanya danzando en éxtasis. Pero el Maestro no lo consentía. El Rey pidió entonces a Sarvabhauma y a otros devotos que le permitieran presenciar Su danza, sin que Él lo supiera. Quería entrar en la danza cuando Sri Caitanya estuviese prácticamente inconsciente. Un día, Sri Caitanya danzaba solo. Cuando el Rey se enteró de la maravillosa noticia, se escondió y pudo presenciar las oleadas de los extraordinarios sentimientos que hacían erupción en el dorado cuerpo de Sri Caitanya. Torrentes de lágrimas comenzaron a fluir de Sus ojos de loto, temblaba, transpiraba y palidecía, al tiempo que todo Su cuerpo se erizaba y caía al suelo violentamente. En ocasiones rugía como un león, y otras veces lloraba y se lamentaba experimentando profunda separación del Señor. El Rey Prataparudra saboreó con gran deleite esta danza espectacular. Sin embargo, ciertas dudas surgieron de imprevisto en su mente. El Rey vio que de la nariz de Sri Caitanya destilaba agua, y que la saliva goteaba de Su boca en abundancia. Su cuerpo estaba cubierto de saliva, agua y polvo. La escena originó repulsión en la mente del Rey. Esa noche, mientras dormía en la alcoba de su palacio, soñó que estaba en el Templo de Jagannatha y que veía el cuerpo del Señor Jagannatha cubierto de polvo. De Sus ojos manaban lágrimas como el torrente del sagrado río Ganges. Su nariz destilaba agua, y de Su boca goteaba saliva en abundancia, empapando totalmente Su cuerpo. En su sueño, el Rey pensó: “¿Qué clase de broma me está jugando el Señor Jagannatha?” Entonces quiso tocar el sagrado cuerpo del Señor, pero en su sueño escuchó que Jagannatha le decía: “Tu cuerpo ha sido ungido con alcanfor, almizcle y otras fragancias. En cambio, Mi cuerpo está polvoriento y sucio, no es digno de que tú lo toques”. Después de escuchar estas palabras, el Rey vio a Sri Caitanya en lugar del Señor Jagannatha, con Su cuerpo untado de polvo, saliva y agua. Cuando despertó, el Rey comprendió plenamente que Sri Caitanya y el Señor Jagannatha eran idénticos.

EL MÁS RECÓNDITO DESEO DE ADVAITA

En una oportunidad, Advaita Acarya y su esposa Sita-devi llegaron a Puri. Advaita invitó a Sri Caitanya para que fuese a almorzar a su casa, y ayudó a Sita-devi en la preparación de deliciosos platos que ofrecerían al Gran Maestro, utilizando los mejores ingredientes que con gran cuidado habían traído desde Santi-pura. El más recóndito deseo de Advaita era que el Gran Maestro se comiese todos los platos que habían preparado, y temía que si Él decidía ir con Su séquito de devotos, comería muy poco. Por eso, deseaba que el Maestro acudiese sin acompañantes y que comiera los exquisitos manjares que habían preparado para Él. Pero no había señales de que esto sucedería así. Repentinamente, al mediodía, comenzaron a soplar furiosos vendavales y a llover torrencialmente con granizo. Toda la gente huyó en diferentes direcciones. Advaita Acarya dispuso todos los platos y colocó en ellos hojas de Tulasi. Luego se sentó en meditación para ofrecerlos al Señor. En su interior, crecía el deseo de que el Maestro llegase a comer sin compañía. En ese momento crucial, Sri Caitanya llegó a la casa de Advaita. Con gozo indescriptible, Advaita agasajó al Gran Maestro a sus anchas. El Maestro comió todo lo que Advaita le ofrecía. El deseo de Advaita fue satisfecho plenamente. De repente, Sri Caitanya habló con una angelical sonrisa en Sus labios: “¡Oh Advaita! ¿Qué puedes ocultar? Todas estas lluvias, vendavales y granizadas, son obra tuya para alimentarme y servirme a tus anchas”.

“¿DE DÓNDE VIENES, ADVAITA?”

En otra oportunidad, mientras Sri Caitanya se encontraba en el Gambhira, Su habitación, Advaita ofreció sus respetos al Señor, y luego se sentó frente a Él. Cuando el Gran Maestro preguntó, “¿De dónde vienes, Advaita?”, Advaita contestó: “Vengo de visitar el Templo del Señor Jagannatha. Contemplé Su rostro de luna, caminé con reverencia a Su alrededor siete veces, y después he venido donde Ti”, contestó Advaita. Al escucharle, Sri Caitanya aplaudió con Sus manos y sonriente exclamó: “¡Acarya! ¡Has perdido! ¡Has perdido!” Perplejo, Advaita inquirió: “¿Qué pude haber perdido? No poseo riquezas ni propiedad alguna?” El Maestro replicó: ” Advaita, cuando caminas alrededor del Señor Jagannatha, circunvalándolo, y estás detrás de Él, en ese momento no puedes ver el rostro de luna del Señor. Te ves privado del gozo de contemplar el bello rostro de luna del Señor. Cuando miro al Señor Jagannatha, permanezco concentrado en Su rostro de luna, y sólo continúo contemplando el encantador rostro del Señor Jagannatha. No miro nada más. Por consiguiente, tú perdiste la visión del bello rostro del Señor mientras te encontrabas detrás de Él”. Después de escucharle, Advaita dijo con las manos juntas: “En estos asuntos, Tú siempre me has derrotado. Y también lo harás en el futuro. Esas palabras que Tú me acabas de decir, nadie más en este mundo las podría pronunciar. Sólo Tú tienes el derecho de hablar así”.

POR FAVOR REGRESA A NAVADVIPA TAN PRONTO COMO SEA POSIBLE

Cierta vez, Sri Caitanya habló en privado con Nityananda Prabhu: “¡Oh Nitai! Por favor regresa a Navadvipa tan pronto como sea posible. Si no lo haces, entonces Yo no podré cumplir Mi promesa. Sabes bien que he prometido sumergir a todos, sin importar que sean iletrados, descalificados, o espiritualmente pobres, en el océano del amor por Dios. Si permaneces en Puri y observas los deberes de un monje, ¿cómo voy a cumplir Mi promesa? Si tú deseas que Mis palabras sean respetadas, entonces ve de inmediato a Bengala y derrama tu misericordia sobre todos. Inunda al mundo entero con amor por Krsna, sin discriminación alguna”. Al escuchar esta súplica del Gran Maestro, Nityananda Prabhu y sus asociados pronto abandonaron Puri para ir a Bengala.
A su arribo a Bengala, Nityananda Prabhu y sus asociados comenzaron a cantar el nombre de Gauranga, otro de los nombres del Gran Maestro, el cual es muy apreciado para los habitantes de esa región. Ellos solían dirigirse al Gran Maestro Sri Caitanya por el nombre de Gauranga, por causa de Su cautivador matiz semejante al del oro fundido. Su dorado esplendor era como el de millones de soles refulgiendo al unísono. Su rostro encantador era tan refrescante como millones de lunas juntas, especialmente cuando Él danzaba en el aire con Su cuerpo deslumbrante, traspasando los corazones de todos con amor por Dios. Debido a esto, los Bengalíes solían llamarle “¡Gauranga! ¡Gauranga!” Cuando Nityananda Prabhu danzaba, la tierra temblaba, y si él posaba sus misericordiosas miradas sobre alguien, esa persona caía al suelo imbuida con profundos sentimientos de amor. Él solía llorar y rodar por el suelo, a la puerta de cada casa, exclamando en éxtasis: “¡Adoren a Gauranga! ¡Hablen de Gauranga! ¡Canten el nombre de Gauranga! Aquel que adora a Gauranga se convierte en mi alma y mi vida”.

¿QUIÉN ES PUNDARIKA VIDYANIDHI?

Cierta vez, en Navadvipa, inmerso en un profundo arrebato devocional, Sri Caitanya comenzó a gritar: “¡Oh Mi padre Pundarika! ¡Oh Mi padre Pundarika! ¿Cuándo te veré otra vez?” De esta manera, el Gran Maestro comenzó a revelar Su profundo amor por uno de Sus más íntimos compañeros. Ninguno de los devotos comprendía el significado, pero estaban seguros de que esa personalidad tenía que ser un asociado muy confidencial del Gran Maestro. No dejaban de preguntarse quién sería ese Pundarika. Cuando el Maestro salió de Su éxtasis, los devotos indagaron: “¿Por quién te lamentabas? ¿Quién es esa persona? ¿Qué hace? Por favor, dínoslo para que tengamos la dicha de conocerle”. “Ustedes son sumamente afortunados por sentir el deseo de conocerle y escuchar acerca de él”, contestó el Gran Maestro. “Las actividades y el temperamento de Pundarika, son exclusivamente puros y maravillosos. Simplemente por escuchar su nombre, el mundo entero sería purificado. Aparenta ser un hombre ordinario, y esconde por completo su verdadera identidad como un devoto exclusivo del Señor. Es un erudito muy sabio”. Sri Caitanya continuó, “Pundarika es un Brahmana oriundo de Chattagrama, en el Distrito de Bengala Oriental. Lleva a cabo sus deberes religiosos con devoción plena y es respetado por todos.

EL GRAN MAESTRO SRI CAITANYA FLOTA EN EL OCÉANO DEL AMOR POR KRSNA

Flota perennemente en el océano del amor por Krsna y su cuerpo exhibe constantemente diversos síntomas extáticos, tales como estremecimientos, llanto, temblores, y otros síntomas. Se sentía muy herido cuando veía la falta de reverencia de la gente hacia el sagrado
Ganges, lavando allí sus bocas, ropas, enseres y otras cosas inmundas. Él jamás entró en el Ganges para darse un baño como hacían los demás, y evitaba tocar las aguas con sus pies. Para eludir las multitudes, visitaba el sagrado Ganges tarde en la noche para ofrecer sus respetos”. El Maestro continuó: “Por favor escuchen acerca de otra maravillosa característica de Pundarika. Él siempre bebe agua del Ganges antes de adorar al Señor. Jamás lleva a cabo ningún deber religioso sin antes tocar las sagradas aguas del Ganges. Actualmente reside en Chattagrama, y pronto vendrá a Navadvipa. Debido a su apariencia extraordinariamente suntuosa, nunca podrán reconocerle como un devoto, ya que fácilmente se le confunde con un rico materialista. Me siento muy afligido porque no puedo verle. Así que por favor, tráiganle aquí cuando llegue a Navadvipa”. Una vez, más Sri Caitanya se sumergió en profundo éxtasis y comenzó a exclamar: “¡Mi padre Pundarika! ¡Cuándo veré a Mi padre Pundarika!”.

PUNDARIKA VIDYANIDHI LLEGA A NAVADVIPA

En realidad, el Maestro estaba llamando “Padre” a Pundarika Vidyanidhi, mientras permanecía absorto en el profundo sentimiento de Sri Radha. Por lo tanto, se le consideró como el padre de Sri Radha, el Rey Vrsabhanu de Vraja. Cuando Sri Caitanya se lamentaba de esta manera, Pundarika inesperadamente decidió visitar Navadvipa. Arribó allí con muchos discípulos, pero permaneció de incógnito. Todo el pueblo de Navadvipa consideró que era un materialista derrochador, totalmente dedicado al disfrute suntuoso. De esa manera, Pundarika permaneció en Navadvipa, pero a los ojos del público ordinario, no era más que un disfrutador mundano.

PUNDARIKA, UN GRAN DEVOTO DEL SEÑOR

Nadie, con excepción de Mukunda, sabía que Pundarika Vidyanidhi se encontraba en Navadvipa. Como era oriundo de Chattagrama, Mukunda conocía las cualidades y el insondable amor devocional de Pundarika. Cuando se enteró de la llegada de Pundarika, su gozo no tuvo límites. A la primera oportunidad, Mukunda le dijo a su querido amigo Gadadhara Pandita: “Escucha Gadadhara, perennemente anhelas la asociación de un devoto puro. Ahora, un gran devoto ha llegado a Navadvipa. Pienso que hoy tu deseo será colmado. Hoy te llevaré a ver a ese devoto extraordinario, y como muestra de agradecimiento, espero que me permitas convertirme en tu sirviente”.

GADHADHARA PANDITA CONOCE A PUNDARIKA VIDYANIDHI

 

Cuando Gadadhara Pandita escuchó la noticia, se llenó de entusiasmo y se sintió ansioso por conocer a este gran devoto del Señor.Cuando llegaron donde Pundarika, éste se encontraba arrellanado en un lujoso sillón, pero se levantó de inmediato para saludar a Mukunda y a Gadadhara, ofreciéndoles a continuación asientos suntuosos. Gadadhara Pandita ofreció sus respetos y ocupó su asiento. Al ver la refulgencia de Gadadhara Pandita, Pundarika le preguntó a Mukunda, “¿Cómo se llama y cuál es su procedencia? Puedo ver que es un gran devoto del Señor. Mediante el servicio devocional al Señor Visnu, su figura y su porte se han tornado sumamente hermosos y encantadores de contemplar”. Mukunda contestó: “Su nombre es Sri Gadadhara, el hijo de Sri Madhava Misra. Desde su niñez, tuvo completo desapego por la vida familiar y se dedicó de lleno al servicio devocional. Sólo se asocia con los devotos. Cuando escuchó hablar de usted, sintió profundos deseos de conocerle”.

LA APARIENCIA SUNTUOSA DE PUNDARIKA ESCONDE SU VERDADERA IDENTIDAD

El gran devoto Pundarika parecía un príncipe real. Su cama, hecha de metal, estaba primorosamente tallada en bronce y exquisitamente decorada con lámparas colgantes. Él se reclinó en la valiosa cama cubierta de sedas, acentuada con detalles de cordones, descansando su espalda en almohadones de seda bordados. Una lujosa y elegante cortina en el fondo agregaba aún más dignidad a su esplendor. El exquisito mobiliario de teca, dispuesto en un estilo clásico y elegante, era una verdadera obra de arte. Dos espejos bellamente enmarcados y soberbiamente decorados con filigranas de oro, adornaban los lados. Ocasionalmente, Pundarika se miraba en ellos y sonreía. A cada lado, y a su alcance, había unas enormes jarras doradas con agua. Los exóticos arreglos florales esparcían su fragancia, dándole un toque final a la seductora atmósfera, haciéndola aún más celestial. Frente a él se había colocado un plato dorado lleno de especias dulces, y sus labios habían enrojecido al mordisquearlas. Su frente estaba decorada con Tilaka brillante, hecha de aromática pasta de sándalo. Sus cabellos eran rizos y habían sido ungidos con aceites perfumados de dulce fragancia. Llevaba finas vestimentas de seda que resplandecían delicadamente. Estaba decorado con exclusivas gemas de brillo excepcional, y joyas de exquisitos diseños. Sus suaves y cuidadas manos estaban magníficamente decoradas con anillos de valiosas gemas, los cuales rutilaban cuando sus manos se movían llenas de gracia. Se veía sumamente majestuoso mientras jugaba con su bigote sin cesar. Dos de sus sirvientes le abanicaban ininterrumpidamente con plumas de pavo real. Parecía Cupido personificado. Toda la decoración interior y los diversos enseres, formaban un conjunto encantador, fastuoso y de un gusto particularmente exquisito. En conjunto, el decorado era un espectáculo digno de contemplar.

LAS DUDAS ENTRARON EN LA MENTE DE GADADHARA PANDITA

Gadadhara Pandita, renunciante por naturaleza, se sintió cohibido al observar el ambiente suntuoso y la majestuosa opulencia de Pundarika. Se volvió receloso y al instante, ciertas dudas acerca del carácter de Pundarika entraron en su mente: “¿Qué clase de devoto es éste que vive con tanto derroche en una atmósfera tan lujosa? Cuando me hablaron de él, sentí profundos deseos de conocerle. Pero ahora, al ver este disfrute, todos estos placeres, extravagancias y opulencias, estoy confundido y dudo”. Al comprender lo que pasaba por la mente de su amigo Gadadhara, Mukunda aprovechó la oportunidad para revelar la verdadera identidad de Pundarika, cantando un verso del Srimad Bhagavatam.

LOS PROFUNDOS SENTIMIENTOS Y LA INTENSIDAD DEL AMOR POR DIOS DE PUNDARIKA VIDYANIDHI

Muy melodiosamente, Mukunda comenzó a cantar acerca de la inconcebible compasión de Krsna con la demonia Putana: “¿Quién puede ser más misericordioso y tolerante que Krsna, quien le concedió a la demonia Putana la elevada posición de una nodriza? ¡Oh mi Señor! ¿Cómo no refugiarme en Ti? Tú liberaste a la bruja Putana, quien vivía sedienta de la sangre de niños pequeños. Tan infiel e inmisericorde era, que preparó un letal veneno y untó con él sus pechos con la perversa intención de amamantarte, y de ese modo, darte muerte. ¡Mi Señor! Aun así, Tú le concediste la sublime posición de una de Tus nodrizas, simplemente porque llegó con aparente afecto maternal para amamantarte con su leche, letalmente venenosa. ¡Oh! ¿Cómo podría comprender este misterio?”.
Tan pronto como las conmovedoras y emotivas palabras de Mukunda rozaron sus oídos, Pundarika Vidyanidhi fue arrebatado por el amor extático a Krsna. Lágrimas de gozo agitaron sus ojos y bañaron sus mejillas como las olas del Ganges. Cayó de su asiento y rodó por el suelo llorando profusamente. Comenzó a exhibir ilimitados y sensacionales síntomas de devoción. Sollozaba, rodaba por el piso, se estremecía, temblaba, rugía, gritaba, y por último, cayó sin sentido. Al observar esta inesperada y emocionante escena de amor divino manifestada por Pundarika, Gadadhara Pandita palideció y quedó estupefacto. De improviso, Pundarika recuperó el conocimiento y gritó: “¡Habla! ¡Habla Mukunda! ¡Continúa hablando!”

LOS SÍNTOMAS DE ÉXTASIS Y DE AMOR DEL DEVOTO PUNDARIKA

Luego, el insigne Pundarika, totalmente agitado por las emociones del éxtasis, comenzó a patear todo lo que estaba a su alcance. Los suntuosos ornamentos y enseres se estrellaron contra el piso, cuando él, totalmente enloquecido, comenzó a patearlos. Las glamorosas decoraciones y los brillantes ornamentos de bronce se esparcieron por doquier en el suelo. Las lustrosas jarras de agua y los platones exquisitamente decorados llenos de especias dulces, se precipitaron contra el suelo originando un completo desorden. Los exóticos arreglos florales volaron por el aire y las flores se desparramaron cual místicas ofrendas enviadas desde el cielo. Las brillantes almohadas de seda y los magníficos almohadones bordados, volaron por los aires. Pundarika continuó rodando por el suelo llorando y sollozando. Rasgó sus costosas vestimentas de seda, y como un loco se halaba el cabello que había sido arreglado con tanto esmero. Su hermoso rostro encantador se volvió todavía más atractivo y glorioso cuando comenzó a exclamar: “¡Oh Krsna! ¡Oh mi Señor! ¡Oh alma de mi vida! Tú has hecho mi corazón duro como una roca”, gritaba Pundarika, cayendo pesadamente al suelo. Luego, comenzó a golpear su pecho, lloraba lastimeramente y exclamaba a toda voz: “¡Oh encarnación supremamente misericordiosa! ¡Tú me has privado de Tu asociación!” Llorando de esta manera, comenzó a temblar violentamente y volvió a patear todo lo que estaba al alcance de su vista. Sus discípulos y otros devotos, no lograban controlarle. Como no sabían qué hacer en semejante situación, se preocuparon seriamente. La tormenta de amor extático continuó por largo tiempo. Finalmente, cayó inconsciente al suelo y permaneció en ese estado de bienaventuranza espiritual, sin respirar. Cayó en un profundo trance de éxtasis que duró seis horas.

GADADHARA PANDITA PREOCUPADO, SE DIO CUENTA DE LA VERDADERA IDENTIDAD DE PUNDARIKA

Gadadhara Pandita estaba desconcertado y profundamente preocupado, pensando: “¡Oh, qué inauspicioso se ha vuelto mi destino! ¡Oh mi Señor! He cometido una grave ofensa contra Tu devoto exclusivo”. Cavilando de esta manera, Gadadhara Pandita abrazó a Mukunda: “¡Eres un verdadero amigo, Mukunda!”, exclamó Gadadhara llorando a lágrima viva. “Me has presentado un devoto sumamente exclusivo del Señor. Ciertamente uno se purifica al vereste comportamiento devocional. Es muy difícil encontrar en toda la creación a un devoto tan magnánimo como Pundarika”. Gadadhara Pandita continuó: “¡Mukunda! Hoy me has salvado del grave peligro de cometer otras ofensas, porque tú estabas a mi lado. Cuando vi todas esas suntuosidades y adornos exóticos, estaba totalmente convencido de que era un devoto materialista, condicionado por los placeres mundanos. Captando la contaminación de mi mente, tú me has revelado, por tu gran bondad, las profundidades y la inmensidad del amor por Dios de Pundarika Vidyanidhi. ¡Oh mi querido Mukunda! Hoy he ofendido a este gran devoto. Sólo por tu misericordia, este horrendo comportamiento mío ha sido atenuado. Puesto que tú me has presentado a este devoto tan ilustre, yo aceptaré de él la iniciación espiritual y seguiré sus instrucciones en el servicio devocional”.Algunas horas después, Pundarika Vidyanidhi recuperó el conocimiento.

PUNDARIKA VIDYANIDHI ABRAZÓ A GADADHARA Y LO ACEPTÓ COMO SU DISCÍPULO

Cuando Pundarika Vidyanidhi vio que Gadadhara Pandita lloraba incesantemente, empapando sus vestimentas con lágrimas de arrepentimiento, abrazó a Gadadhara Pandita de inmediato. Comprendiendo lo que Gadadhara pensaba, Mukunda dijo: “La duda surgió en la mente de este joven devoto cuando vio su exótico y mundano entorno. Él es un devoto excelente. Aunque muy joven, es muy maduro. Él necesita desesperadamente un maestro espiritual eminente como usted. Por favor, Maestro mío, tome en consideración mis pensamientos y otórguele iniciación a este joven en un día auspicioso”. “El Señor ha dispuesto que conociera a un devoto tan excelso como Gadadhara”, replicó Pundarika sonriendo, “ésa es mi gran fortuna. Debido a los méritos piadosos que he acumulado, ahora se me ofrece la oportunidad de tener un discípulo consagrado como Gadadhara. Ciertamente complaceré tu deseo. En el doceavo día de la luna creciente, cumpliré tu intenso anhelo”, afirmó Pundarika con un corazón regocijado. Cuando él y Mukunda se despidieron y ofrecieron sus respetos a los pies de Pundarika, Gadadhara Pandita se sintió inmensamente feliz. Mukunda y Gadadhara Pandita informaron a Sri Caitanya del arribo de Pundarika y le relataron su conmovedor pasatiempo con él. Cuando Sri Caitanya escuchó las nuevas, se llenó de júbilo. Pundarika Vidyanidhi, dejando a sus discípulos, fue a ver al Gran Maestro en la noche, sin que nadie lo viera.

EL AMOROSO ENCUENTRO DE SRI CAITANYA CON SU DEVOTO PUNDARIKA

Cuando Pundarika vio a Sri Caitanya, una corriente de amor extático sacudió su cuerpo y se postró en el suelo cuan largo era para ofrecer sus respetos. Inmerso en las oleadas del éxtasis, permaneció en el suelo durante algún tiempo. Poco después recuperó el sentido y comenzó a llorar, exclamando: “¡Oh Krsna! ¡Oh mi querido Krsna! Tú eres mi Señor y mi padre. Soy un gran ofensor a Tus pies de loto. Por favor castiga a este indigno miserable. Tú has liberado a todos en este mundo, pero a mí me has privado de Tu gracia”. Al escuchar estos lastimeros gritos de Pundarika, todos los devotos allí reunidos estallaron en llanto.

SRI CAITANYA SE SIENTE FUERTEMENTE ATADO POR EL AMOR DE SUS DEVOTOS

Sri Caitanya, quien de manera especial se siente atado por el amor de Sus devotos exclusivos, y quien ahora se encontraba una vez más con este devoto tan querido, abrazó fuertemente a Pundarika y comenzó a llorar: “¡Oh Mi Padre Pundarika! Por fin has venido!” Mientras Sri Caitanya abrazaba a Pundarika, se empaparon mutuamente con sus lágrimas de gozo. Sri Caitanya continuaba abrazando a Pundarika como si quisiera fundir Su cuerpo en el cuerpo de Pundarika. Permanecieron como una estatua, abrazándose durante largo tiempo. Luego, ambos, cayeron en éxtasis y experimentaron un océano de bienaventuranza. Inesperadamente, Sri Caitanya salió de Su éxtasis y comenzó a derramar torrentes de lágrimas, y a gritar una y otra vez el nombre del Señor Krsna. Finalmente dijo: “¡Hoy se me ha bendecido inmensamente! El Señor Krsna ha sido muy misericordioso conmigo. Ha colmado un deseo que por largo tiempo había acariciado. ¡Finalmente me he reunido con la persona que Mi corazón anhelaba!”. La escena del encuentro de Sri Caitanya con Su devoto exclusivo Pundarika, fue verdaderamente encantadora y cautivante. Todos los devotos allí congregados quedaron atónitos al presenciar este conmovedor encuentro. Sus ojos no podían creer lo que presenciaban y las lágrimas manaban de ellos sin cesar. No hay pluma capaz de describir esa amorosa reciprocidad entre el Señor y Su devoto.

UNA ESCENA MARAVILLOSA Y LLENA DE AMOR, PRESENCIARON LOS DEVOTOS

Aquellos que presenciaron ese encuentro se consideraron sumamente afortunados. En sus corazones nació un profundo afecto por
Pundarika Vidyanidhi y se sintieron muy cerca de él. Luego, Pundarika conoció al resto de los devotos, los abrazó a todos afectuosamente, y juntos realizaron extáticos Kirtanas. Poco después, Sri Caitanya declaró: “El nombre de este gran devoto es Pundarika Vidyanidhi. El Señor le ha enviado especialmente para distribuir amor por Dios”. Al escuchar estas asertivas y amorosas palabras de Sri Caitanya, los devotos se sumergieron en una felicidad sin límites. Respondieron levantando sus brazos y gritando a toda voz: “¡Hari, Hari!” Fue una escena maravillosa. Los devotos flotaban en olas de éxtasis, inmersos en el amor por Dios. Después de conocer a una personalidad tan excelsa y célebre como Pundarika, los devotos comenzaron a cantar, danzar y abrazarse unos a otros en la locura del amor por Krsna. Su felicidad no tuvo fin. Mientras tanto, Gadadhara Pandita pidió permiso a Sri Caitanya para recibir iniciación de Pundarika Vidyanidhi: “¡Yo desconocía las excepcionales actividades y el comportamiento de este gran devoto, y le ofendí!”, explicó Gadadhara Pandita con profunda tristeza. “Ciertamente no hay otra manera de purificarme, excepto implorar iniciación de él. Por consiguiente, deseo convertirme en su discípulo”. Sri Caitanya apreció los sentimientos de Gadadhara Pandita y dijo: “¡Sí, debes hacerlo! ¡Hazlo ya!” Tanto Pundarika, el maestro espiritual, como Gadadhara, su discípulo, son devotos exclusivos del Gran Maestro Sri Caitanya. Todo aquel que escuche acerca de este encuentro extraordinario entre Gadadhara Pandita y Pundarika Vidyanidhi, muy pronto alcanzará la más excelsa bienaventuranza del amor por Dios.

PUNDARIKA Y SVARUPA DAMODARA Y LOS ASOMBROSOS PASATIEMPOS CON LAS DEIDADES DE JAGANNATHA Y BALARAMA

Un día Pundarika Vidyanidhi y Svarupa Damodara fueron a ver una obra teatral. En la obra, los Pandas vistieron a Jagannatha con ropas almidonadas, sin lavar. Al ver esto, Pundarika se sintió indignado. Esa noche, mientras dormía, vio en su sueño al Señor Jagannatha y a Balarama. Los dos hermanos se aproximaron a él y comenzaron a abofetearle en ambas mejillas. El Señor Jagannatha le dijo: “¿Cómo te atreves a criticar la obra que Yo ordené?” En su sueño, Vidyanidhi lloraba pidiendo perdón. Cuando se levantó, vio en sus mejillas las evidentes marcas de los dedos de Jagannatha y Balarama, como prueba de que había sido abofeteado por los dos hermanos.
A la mañana siguiente, Svarupa Damodara fue a levantarle y le dijo: “¿Por qué te has tardado tanto para ir a ver a Jagannatha? ¡Por favor, ve a contemplar al Señor Jagannatha!” Pundarika Vidyanidhi exclamó: “¡Hoy la mañana ha comenzado bien para mí! ¡Soy muy afortunado, porque las manos de loto del Señor han abofeteado mis mejillas!”.