Madhya Lila 01. NITYANANDA ENGAÑA AL GRAN MAESTRO

Después de la ceremonia de Su iniciación en Katwa, Sri Caitanya Mahaprabhu, el Gran Maestro, experimentó un intenso anhelo por visitar Vraja-Vrndavana. Le abrumaba la agonía de verse separado de Krsna y exclamaba en alta voz: “¿Dónde estás Mi Señor? ¿Dónde está Krsna? ¿Cómo podré encontrarle? ¿Adónde debo ir para verle?” Todos estos profundos y angustiosos pensamientos de amor que le obsesionaban debido a la separación, agitaban la mente de Sri Caitanya, incrementando Su deseo de ir a Vraja para encontrarse con Krsna. Desde Katwa, Él emprendió el camino hacia Vraja con la gran esperanza de reunirse con Su amado Krsna. Su creciente anhelo por Krsna era tan intenso, que fue locamente imbuido en los sentimientos amorosos de Sri Radha cuando busca a Su amado Krsna, experimentando una profunda separación de Él. En ese estado anímico, el Gran Maestro Sri Caitanya recitó un verso del Srimad Bhagavatam: “Yo también habré de cruzar este terrible y oscuro océano de la separación, sirviendo a los pies de loto de Krsna, el Señor Supremo, tal como lo han hecho todos los sabios en el pasado”.

SUMERGIDO EN UN PROFUNDO ÉXTASIS

Sumergido en un profundo éxtasis, el Gran Maestro Sri Caitanya anduvo errante en busca de Krsna durante tres días y tres noches sin tomar alimentos ni descansar. Finalmente, vio a Nityananda Prabhu frente a Él y le preguntó: “¿Adónde vas Nityananda?” “Te acompañaré a Vraja-Vrndavana”, contestó Nityananda Prabhu. Después de escuchar estas palabras, Sri Caitanya se sintió sumamente feliz e indagó: “¿Cuánto falta para llegar a Vraja-dhama?” “Prácticamente estamos llegando a Vraja”, dijo Nityananda Prabhu. Pero luego engañó a Sri Caitanya señalando el camino en la dirección opuesta. En vez de llevarle a Vraja, Nityananda Prabhu le llevó a Santi-pura, el lugar de residencia de Advaita Acarya. Cuando Sri Caitanya quiso ver el Yamuna, Nityananda Prabhu le mostró el Ganges. Lleno de felicidad y sin más consideraciones, el Gran Maestro Sri Caitanya saltó al río Ganges recitando versos en alabanza al Yamuna. Poco después, Sri Caitanya se sorprendió cuando divisó a Advaita Acarya de pie en las orillas del río, y extrañado le preguntó: “¡Oh Advaita! ¿Cómo supiste que me encaminaba a Vraja?” Al escuchar esta pregunta, Advaita comprendió de inmediato que Nityananda Prabhu se había valido de tretas para desviar a Sri Caitanya, porque previamente había enviado a Candrasekhara a Santi-pura para informarle de la llegada del Maestro.
Advaita Acarya sonrió y dijo: “Para nosotros es de sumo placer que por fin hayas venido a Santi-pura”. El Gran Maestro Sri Caitanya se entristeció al comprender que Nityananda Prabhu le había engañado, mostrándole el río Ganges en lugar del Yamuna. Advaita Acarya apaciguó a Sri Caitanya, explicándole: “Nityananda Prabhu te ha dicho la verdad. Dondequiera que Tú estés, Vraja-dhama se manifiesta de la manera más bella y plena”. Advaita Acarya continuó: “Cuando uno se baña en la margen occidental del río Ganges, también se baña en las aguas del sagrado Yamuna. ¡De eso no hay duda!” De esa forma, Advaita Acarya convenció a Sri Caitanya, quien se sintió muy complacido y sin más demora aceptó la sincera explicación.

ADVAITA ACARYA LE ROGÓ A SRI CAITANYA

Advaita Acarya le rogó a Sri Caitanya que saliera del río Ganges y cambiara Sus ropas mojadas por unas secas que había traído para Él. Acto seguido invitó a Sri Caitanya para que almorzara en su hogar. Todos juntos cruzaron el Ganges en barca y se dirigieron a la casa de Advaita Acarya. Sita-devi, la esposa de Advaita Acarya, cocinó varios platos para agradar al Gran Maestro Sri Caitanya. Advaita Acarya le dijo: “En Tu locura por Krsna, has estado ayunando durante tres días. Ven a mi casa y acepta un poco de Prasada. No hemos preparado nada suntuoso. En realidad, sólo hemos cocinado un poco de arroz, algunos vegetales con salsas, y Tu espinaca favorita”. Entonces, Advaita Acarya llevó a Sri Caitanya a su hogar. Ante todo, lavó los pies de loto del Gran Maestro con mucho amor y devoción, y a continuación dijo: “Mi querido Señor, por favor entra en esta habitación y toma asiento”. Cuando Sri Caitanya vio el espectacular arreglo de Prasada, Se sintió sumamente complacido.

LOS DELICIOSOS PLATOS PREPARADOS POR SITA-DEVI

Sita-devi, la esposa de Advaita Acarya, había preparado todos los comestibles y Advaita Acarya, personalmente, los ofreció al Señor Visnu. De conformidad con los preceptos Védicos, las parejas de casados sirven juntos para complacer al maestro espiritual y a Krsna. Ellos no conservan intereses separados del interés de Krsna o Su representante. Ambos adoran a Krsna con amor y devoción plenos. Por lo general el esposo trabaja duramente para obtener los enseres necesarios para servir a Krsna, mientras la esposa cocina diversas preparaciones para complacer al Señor. Después de ofrecer al Señor los diversos alimentos, los esposos deben invitar algunas personas para honrar el Prasada del Señor. Aun después de servir a todos los invitados, si llega un huésped inesperado, el jefe de familia debe estar preparado para ofrecerle su propia ración de alimentos. Un jefe de familia puede vivir felizmente en conciencia de Krsna con su familia y sus niños, siguiendo fielmente las instrucciones del maestro espiritual, cantando los santos nombres y observando los principios regulativos que él ha establecido. Por consiguiente, el jefe de familia ideal es denominado `grhastha’, aquel que es firme en sus prácticas devocionales; y quienes no siguen las regulaciones de las Escrituras ni las instrucciones del maestro espiritual, reciben el nombre de `grhamedis,’ aquellos que explotan y disfrutan de las facilidades que les ha otorgado su Guru. Advaita Acarya era un jefe de familia ideal y su hogar era un Grhastha-asrama modelo, donde el Señor podía ir de visita y tomar Sus alimentos con gran placer. Los deliciosos platos preparados por Sita-devi, estaban divididos en tres partes iguales. Una había sido colocada en una bandeja dorada de metal para la ofrenda a Krsna. Las otras estaban servidas sobre hojas de plátanos. En el centro había una montaña de arroz de grano fino cocido con mantequilla clarificada. El arroz estaba rodeado por recipientes hechos de cortezas de la planta del banano, llenos de mung dahl, una variedad de lentejas partidas, y de vegetales diversos. Entre los vegetales cocidos había patolas, un delicioso vegetal verde parecido a un pepino pequeño; manakacu, un tipo de papas muy gustosas, y ensaladas de varias clases de espinaca con jengibre. También había un plato llamado sukhta, el favorito de Sri Caitanya, preparado con melón amargo, berenjenas, papas, plátanos verdes, papaya verde y espinaca, cocidos con mantequilla clarificada, cuyo sabor es tan exquisito que desafía al néctar. Además se sirvió otra receta de amargo sabor hecha con hojas de nima tiernas fritas con berenjenas tiernas. Los patolas habían sido fritos con phul-badi, un tipo de lenteja, molida y secada al sol. Se sirvió kusmanda-manacaki, un tipo de vegetal silvestre. Había deliciosos platillos hechos con las flores del banano y calabaza hervida en leche. Entre las exquisiteces, había una preparación llamada dhokla, una de las favoritas del Gran Maestro Sri Caitanya, la cual se prepara con las flores del banano y dahl molido, formando una masa que se corta en cuadritos, se fríe en mantequilla clarificada y se sirve con deliciosas salsas al curry. Se hicieron otras recetas suculentas utilizando yogurt, tamarindo, tomates, mangos crudos y limones. También se sirvieron raitas y chutneys. Entre los dulces, había platos de pulpa de coco mezclada con requesón y azúcar cande; tortas suaves hechas con mung dahl, bananas maduras y urad dahl, otra variedad exquisita de lentejas, y un tipo de dulce hecho con leche condensada y tortas de arroz.

 

LOS DELICIOSOS Y APETITOSOS MANJARES

Todos los vegetales se sirvieron en recipientes hechos con hojas del banano, tomadas de plantas que habían producido al menos treinta y dos racimos de bananas. Estos recipientes eran tan fuertes que no se ladeaban ni se tambaleaban. Los tres platos principales estaban rodeados por cientos de recipientes con deliciosos vegetales, y junto a éstos había vasijas de barro llenas de arroz dulce con alcanfor y mantequilla clarificada. También había arroz partido con leche y mezclado con bananas maduras, y calabaza blanca cocida en leche. Un dulce exquisito hecho de queso, llamado sandesa, fue servido a un lado para dar realce a los espléndidos arreglos. Sobre las montañas de arroz cocido y en todas las preparaciones, se colocaron hojas de Tulasi, porque en las Escrituras se declara que el Señor Visnu no acepta ofrenda que no haya sido adornada con Sus muy queridas hojas de Tulasi. En verdad, sería imposible describir todos los deliciosos y apetitosos manjares que Sita-devi preparara en esa oportunidad. “Me siento muy feliz al ver la forma en que ustedes ofrecen alimentos a Krsna,” comentó satisfecho el Gran Maestro Sri Caitanya. “En verdad, soy muy afortunado por habérseme invitado a honrar este Prasada, los remanentes del Señor. A decir verdad, Yo sostendría los pies de loto de todo aquel que prepare para Krsna ofrendas tan deliciosas como éstas y los colocaría sobre Mi cabeza nacimiento tras nacimiento”. El Gran Maestro Sri Caitanya y Nityananda Prabhu se sentaron para aceptar y honrar el Prasada, mientras Advaita Acarya les servía constantemente con gran felicidad. Ambos disfrutaron plenamente el delicioso almuerzo preparado por Sita-devi en la casa de Advaita Acarya.

 

SE ENTREGARON A LA DANZA CON GRAN JÚBILO

Al atardecer, los devotos comenzaron a cantar para agradar al Gran Maestro Sri Caitanya. Advaita Acarya también cantó con gran éxtasis: “¡Oh amigo mío! ¿Cómo describir la felicidad sin límites que hoy me embarga? ¡Después de largo tiempo, Krsna ha vuelto a mi casa!” Advaita Acarya, Nityananda Prabhu y Hari-dasa, se entregaron a la danza con gran júbilo, mientras Sri Caitanya les observaba lleno de gozo. Sin embargo, internamente, Sri Caitanya se sentía frustrado y experimentaba suma ansiedad porque aún no lograba reunirse con Su amado Krsna. El tormento de la separación incrementaba Su intenso anhelo por Krsna. Al notar estos síntomas en el Gran Maestro, Mukunda cantó: “¡Mi querido amigo Krsna! Mi vida está repleta demiserias. Un vacío sin límites me rodea cuando Tú no estás. El amor por Ti es como un veneno que consume todo mi cuerpo y mi alma, mientras mi corazón arde noche y día. No puedo hallar la paz. ¡Oh! ¡Cómo me gustaría volar hasta donde Tú estés!” Al escuchar las lamentaciones de amor recitadas por Mukunda, Sri Caitanya comenzó a danzar con grandes esperanzas de encontrar a Su amado Krsna. Bailó sin interrupción durante tres horas, hasta que Nityananda Prabhu le obligó a descansar.

 

EL GRAN MAESTRO HABÍA REGRESADO A SANTI-PURA

La noticia de que el Gran Maestro había regresado a Santi-pura se regó como la pólvora. Al escuchar que su querido Nimai se hospedaba en el hogar de Advaita Acarya en Santi-pura, todo el pueblo de Navadvipa acudió y abarrotó la casa. Para la gente de Nadia, era la ocasión más feliz porque se reunieron con su amado Sri Caitanya. Una vez más pudieron contemplar el bello rostro de Nimai, cual luna dorada. La mañana siguiente, Candrasekhara llevó a Saci-devi hasta la casa de Advaita Acarya. Ella se impresionó grandemente al ver a su hijo con la cabeza rasurada, acarició Su rostro dorado y le besó con afecto maternal. Luego, con lágrimas deslizándose por sus mejillas, Saci-devi se sentó a contemplar a su hijo Nimai y se lamentó: “¡Oh Nimai! No seas tan cruel conmigo como lo fue Tu hermano mayor, Visvarupa. Después que él se convirtió en monje, jamás volví a verle. Si haces lo mismo, sin duda alguna será mi destrucción”. Ante el sentimiento de Su madre, Sri Caitanya fue invadido por una profunda emoción, y contestó: “¡Oh Madre! Tú me has regalado este cuerpo, en verdad, no es mío. ¡Tú me trajiste al mundo y me alimentaste! Yo no podré saldar la deuda que he contraído contigo ni en diez millones de nacimientos. Es cierto que ahora soy un monje, pero jamás podré olvidarte. Viviré donde me lo pidas, y haré lo que tú me ordenes!” Después de decir esto, el Gran Maestro Sri Caitanya se inclinó ante Su madre, y Saci-devi abrazó a su hijo con amor.

EL GRAN MAESTRO PERMANECIÓ EN EL HOGAR DE ADVAITA ACARYA

El Gran Maestro Sri Caitanya permaneció en el hogar de Advaita Acarya durante diez días consecutivos. Saci-devi cocinó diariamente para complacer a su querido hijo, preparando todos los platos favoritos que Sri Caitanya saboreaba en Navadvipa. No sólo cocinaba para Sri Caitanya, sino que también le daba de comer con su propia mano. Poco después, el Gran Maestro llamó a Sus simpatizantes y les dijo: “No es apropiado que un monje permanezca con Sus seguidores en Su tierra natal. Así pues, ustedes deben seleccionar un lugar adecuado donde fijar Mi residencia”. Los devotos de Sri Caitanya suplicaron a Saci-devi que tratara de convencerle para que regresara a Su vida doméstica. Aunque en el fondo estaba muy afligida por tener que separarse de su hijo, Saci-devi no estuvo de acuerdo con la idea y dijo a los devotos, encabezados por Advaita Acarya: “Me sentiría muy feliz si Nimai permaneciese aquí, pero me perturbaría inmensamente y me dolería en el corazón si alguien llegara a criticarle. Es mejor que Él vaya a vivir a Puri-dhama, porque esa ciudad está más cerca de Navadvipa que Vraja. Los devotos viajan continuamente entre estas dos ciudades y sin duda recibiré noticias acerca de Su bienestar”. Saci-devi continuó: “En Puri, todos ustedes podrán ir a visitarle cada cierto tiempo, y Él podrá venir de visita a Navadvipa y darse un baño en el sagrado Ganges. Sin embargo, lo que yo sienta no tiene importancia, ya que sólo soy feliz cuando mi querido hijo Nimai es feliz”.

¡MIS QUERIDOS AMIGOS!

El día siguiente, muy complacido con la elección de Su madre sobre Su futura residencia, el Gran Maestro Sri Caitanya convocó a Sus seguidores y les pidió: “¡Mis queridos amigos! Mi único ruego es que todos ustedes canten siempre los santos nombres de Krsna, que sus acciones sean sólo para Él, y que le adoren continuamente como su Señor exclusivo”. El Gran Maestro Sri Caitanya prosiguió: “Ahora otórguenme su consentimiento para ir a Puri. Yo vendré ocasionalmente a visitarles”. Los devotos le advirtieron: “En la actualidad, entre Bengala y Orissa existe una guerra. Así pues, Tu travesía hasta Puri será peligrosa”. No obstante, Sri Caitanya les aseguró que viajaría a Puri tomando las precauciones necesarias. Hari-dasa se postró a los pies del Maestro y humildemente preguntó: “¿Cuándo te veré de nuevo?” Sri Caitanya contestó: “Oraré al Señor Jagannatha para que pronto te lleve a Puri”. A continuación, Advaita Acarya le suplicó que permaneciera en Santi-pura por unos días más. El Gran Maestro Sri Caitanya, aceptó feliz y se escuchó una gran ovación entre los alborozados devotos.

DULCES COMO EL NÉCTAR

Todos esos días se celebraron magníficos festivales en la casa de Advaita Acarya. Durante el día se trataban temas acerca de Krsna, los cuales eran dulces como el néctar, y por la noche todos quedaban inundados de amor por Krsna con el canto de Sus santos nombres y Sus pasatiempos. Rebosante de dicha, Saci-devi cocinaba laspreparaciones favoritas de Sri Caitanya, y Él las aceptaba con deleite en compañía de los devotos. Después de algún tiempo, el Gran Maestro Sri Caitanya nuevamente rogó a los devotos: “¡Regresen a sus hogares y canten siempre los santos nombres de Krsna! Nos volveremos a encontrar aquí en Santi-pura, o en Puri-dhama”. Él consoló a Su madre y se postró a sus pies; luego caminó a su alrededor y después de recibir sus bendiciones, partió hacia Jagannatha Puri.